José Cavero – La compañía Spanair-SAS, incriminada


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

El primero de septiembre, coincidiendo con la reanudación del curso político, se celebrará en la catedral de la Almudena el funeral solemne por las víctimas del terrible accidente aéreo del avión MD de Spanair, que produjo 153 víctimas mortales y algunos heridos de extrema gravedad.

Pero, entre tanto, se multiplican las voces que apuntan a la compañía propietaria y a la compañía que gestionó el vuelo, la escandaliza SAS y Spanair, respectivamente. Los titulares de los diarios de este viernes, al igual que las informaciones de la víspera, ya apuntaban severamente contra esas eventuales responsabilidades de los gestores del avión siniestrado: Spanair niega ser culpable de la tragedia, pero admite que subsanó un fallo que no afectó al despegue, cuenta La Vanguardia. Destaca El Mundo la denuncia del sindicato de pilotos a Spanair por «el caos operativo que pone en riesgo el pasaje». Asegura La Razón que el piloto no quería que despegara el avión. Cuenta El País que el piloto detectó un fallo yla compañía explica que se aisló el problema, mientras Aviación Civil replica que hubo más de un fallo. Y relata ABC que el avión perdió potencia sin que ardiera el motor, según las cintas…

Y a las incriminaciones o imputaciones de un delito tan grave como el de mantenimiento inadecuado e insuficiente de un avión, que se dirigen a las compañías propietaria y gestora, SAS y Spanair, responden éstas con escasa y muy poco contundentes aclaraciones y explicaciones, lo que indigna aún más, si cabe, a los contritos familiares de las víctimas.

Los portavoces y autoridades de Spanair insisten en que pasaron todos los controles, que cumplían todos los requisitos, y que los fallos observados en el comienzo de ese vuelo que terminó en pocos minutos en tragedia, habían sido reparados o subsanados debidamente. La realidad niega esas afirmaciones, y todo permite suponer que los responsables del vuelo le dieron el visto bueno a su despegue cuando, en un estricto cumplimiento de las normas, debió haberse cambiado el avión y enviado ese MD a los talleres para la revisión de sus motores «o algo más».

Es decir, se insiste en la probabilidad de un fallo humano y de un fallo técnico, o de ambos a la vez y conjuntados para conseguir la mayor tragedia aérea en mucho tiempo, de las ya abundantes que se han registrado en los aeropuertos españoles. Se han recordado, en particular, en los últimos días, los accidentes de Barajas y de Los Rodeos en Tenerife. Lamentablemente, nuestra muy ilustre -por su muy distinguido origen- Terminal 4, se ha vuelto a cobrar tributo de sangre, como a las pocas semanas de su inauguración, con el atentado de la banda ETA que causó la muerte a dos personas.

Es evidente que los responsables políticos son los primeros interesados en que se depuren las correspondientes responsabilidades de una tragedia de estas dimensiones, que ha producido la desolación de todos.

José Cavero.

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