José Cavero – Llamamiento a las centrales nucleares


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

La doble «avería» de Ascó -o sea, la avería propiamente dicha y su ocultación-, y la más reciente avería e incendio de Vandellós, han suscitado una clara alarma social. ¿En manos de quiénes están nuestras centrales nucleares? ¿Es suficiente su grado de seguridad, para sus trabajadores y para el entorno en el que están situadas?

Además, se produce esta alarma cuando ha regresado a la sociedad el debate nunca terminado sobre si convienen o no las centrales nucleares, con una sociedad tan dividida sobre el particular como hace cuarenta años. Se da una circunstancia no menos llamativa que las anteriores.

Las empresas propietarias de las dos centrales averiadas, Ascó y Vandellós, resultan ser Iberdrola y Endesa, ambas «campeonas» de las energías alternativas limpias y se supone que también inocuas. Y sin embargo, de los 30 episodios en las que el regulador de este tipo de actividad has tenido que ser advertido, nada menos que 18 se han acumulado en esas dos famosísimas centrales.

¿Qué sucede? ¿Alguna clase de sabotaje, o abandono y despreocupación? Lo cierto es que el Consejo de Seguridad Nuclear ha llamado al orden, de manera extraordinaria, al comité de enlace en el que están representadas todas las propietarias de las centrales nucleares españolas. Se supone que en esta reunión extraordinaria se examinarán todos los casos recientes y sus causas y circunstancias, alguna de las cuales ha planteado la conveniencia de una sanción económica sin precedentes a los propietarios.

En todo caso, y dada la sensibilidad de la sociedad española ante este tipo de energía, se hace preciso un replanteamiento serio y pormenorizado sobre algunas cuestiones ahora mismo sometidas a debate: ¿Tienen estas centrales técnicos adecuados? ¿Se empieza a producir en ellas, acaso, un envejecimiento y fatiga de materiales por causa de su ya larga vida en ejercicio?

¿Han dedicado sus propietarios suficiente atención a la renovación de sus técnicas? ¿Es suficiente la atención que el Consejo de Seguridad Nuclear presta a las centrales en funcionamiento, o existe demasiada tolerancia y permisividad, dado que «nunca pasa nada de gravedad» y tosas han sido «averías de escasa relevancia», salvo, probablemente, las dos últimas?

A muchos analistas no parece que haya dudas de que se ha relajado la disciplina: hubiera sido impensable en otro tiempo que una fuga radiactiva como la de Ascó hubiera permanecido oculta a la opinión, al pueblo de Ascó y al Consejo. No son ésas las instrucciones que, siquiera en teoría, se imparten a los responsables de las centrales.

Salvo que haya dos clases de instrucciones: las que dicen darse a tales responsables y las que de verdad funcionan, y que se esfuerzan, sobre todo, por evitar que los incidentes lleguen a conocerse en tiempo y hora.

Desde luego, Ascó y Vandellós han hecho muy escaso favor a los pronucleares. Han retrasado, de golpe, unos cuantos años en su campaña. Con propietarios irresponsables como los suyos no necesitan enemigos ni ecologistas que los combatan…

José Cavero.

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