Charo Zarzalejos – La realidad que vuelve


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

Se acabó el letargo veraniego y la tragedia de Barajas ocupa cada día menos espacio, aunque no ha decaído el lógico interés por lo ocurrido. Y as, todo vuelve a donde estaba, incluida la crisis económica, que si bien ha dado el respiro de un leve retroceso en el IPC, los malos datos y la ausencia de expectativas dibuja un negro y complejo horizonte, máxime cuando el déficit de las cuentas pública parece caminar a galope.

Todo está donde estaba y ayer mismo el Congreso de Diputados tuvo su primera jornada de actividad. El protagonista fue el Vicepresidente Solbes, gracias al inesperado acuerdo entre María Teresa Fernández de la Vega y Joan Saura, dirigente de ICV y miembro del tripartito catalán.

Resulta una pizca patético que para evitar la presencia del jefe del Ejecutivo en el Congreso, el Gobierno, que no el portavoz parlamentario José Antonio Alonso, pacte con el partido minoritario de un Gobierno presidido por un socialista.

Los términos del acuerdo, si es que existen, se desconocen, pero en ningún caso debe llamar mucho la atención. En cierta medida ya existe un precedente de esta alquimia política que tan bien se le da a nuestro Presidente. El proceder con cierta similitud hay que situarlo en la reunión sorpresa entre Zapatero y el líder de la Oposición a un Gobierno presidido por un socialista, Artur Mas. Del encuentro salió aprobado el Estatut; es decir, Zapatero, al menos hasta el momento, siempre ha encontrado a alguien que le salve y esto no deja de tener merito.

La reflexión o la critica no hay que deslizarla hacia el Presidente que a fin de cuentas juega legítimamente con sus bazas. La reflexión o la crítica habrá que dirigirla en todo caso a quienes contra todo pronóstico le auxilian. En este caso, Joan Saura, que si bien ha tenido su minuto de gloria, a no tardar se va a encontrar en una situación imposible o cuando menos llena de incoherencia.

Ayer la comparecencia de Solbes logró el objetivo de evitar la del Presidente, que con este acuerdo ha ganado tiempo para resolver un asunto -la financiaron catalana- al que se ha tratado, de paso, de dar bajonazo político para intentar convertirlo en un asunto meramente técnico-financiero.

Como todo vuelve a donde estaba, la financiación catalana necesita, efectivamente, de un dinero que no es seguro que lo haya. Pero, además, es un asunto político de primer orden, en la medida que desde Cataluña se va a tratar por todos los medios de que se visualice la famosa bilateralidad consagrada en el Estatut. Un sudoku, como dice el propio Solbes.

El guirigay -siempre lo ha sido- de la financiación autonómica, y en concreto de la catalana, ya tiene como efecto colateral que los propósitos del presidente de Castilla-La Mancha de convocar una reunión de barones socialistas queden en el limbo de las buenas ideas. La tal reunión ni se ha celebrado ni se va a celebrar.

De entrada, una certeza que no es poco. El presidente de Galicia ha optado por agotar su legislatura. Es una incógnita menos que deja todo el terreno libre a lo que Ibarretxe pueda decir en cuestión de semanas.

La realidad que vuelve promete no dejar espacio al aburrimiento. Ya lo verán.

Charo Zarzalejos.

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