Charo Zarzalejos – El minuto de Bibiana


MADRID, 6 (OTR/PRESS)

En medio del revuelo económico y la polémica generada por las declaraciones del ministro Corbacho, apareció ante la opinión pública la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, titular de ese departamento sin competencias pero tan transversal que lo mismo se ocupa de ir elaborando el «nuevo modelo de masculinidad», que de vigilar la vigilancia sobre las mujeres amenazadas, que de presentar la propuesta para elaborar una nueva ley del aborto.

De la ampliación del aborto se ocupó el último y sosegado Congreso socialista. Se ocupó de ello y de la muerte digna, que es algo bien distinto a la eutanasia de la que, con toda seguridad, se hablará antes de que finalice la legislatura. De momento, la cara visible de esta propuesta ha sido la joven ministra que ha vivido «su minuto», pero no mucho más, porque ahora el asunto ha entrado en un enjambre de comisiones y la ley en cuestión no verá la luz antes de un año.

La Vicepresidenta, además de poner en un brete al ministro de Trabajo, ha querido rebajar la eventual polémica: se hará con un debate sereno y con respeto a todas las posiciones. Lo cierto es que la ampliación del aborto no figuraba en el programa electoral, pero tampoco estaba el diálogo con ETA y fue el asunto estrella de la pasada legislatura. Hay, pues, precedente.

No es seguro que la actual ley tenga que ser sustituida por otra. Hubiera bastado con su aplicación correcta, hubiera bastado con que se hubieran establecido los controles pertinentes, para que no surgieran clínicas como setas en donde se han saltado la ley e incluso un mínimo escrúpulo. Si la ley se aplicara de manera correcta el tercer supuesto, el que se refiere a problemas sicológicos de la mujer, no se habría convertido en un auténtico coladero. A su sombra, en España se han realizado abortos superados los seis meses de embarazo. Ahora se habla de incluir el supuesto de problemas familiares o sociales; es decir, otro coladero.

El número de abortos practicados en España es alarmante. Y lo es, más allá de las cuestiones morales, porque indica que algo falla, que algo se está haciendo mal. No cabe decir que haya represión sexual, ni que los jóvenes, ni los no tan jóvenes, no tengan acceso a los métodos anticonceptivos. Puede estar ocurriendo que, sobre todo entre los jóvenes, se esté cayendo en la banalización de la sexualidad y que entre no pocos el aborto se pueda estar llegando a considerar como un método anticonceptivo más. Contribuye a esto último reducir el aborto a un derecho más de la mujer. Y es algo más y distinto que un derecho, que, como tal, se utiliza en función de las circunstancias sin añadir consideración alguna. El aborto significa impedir que nazca un nuevo ser. Las convicciones de cada cual no son negociables, pero es la ciencia y no la moral la que nos dice que ese grupo de células, en un principio amorfo, da lugar a un ser humano y no a otra cosa.

El aborto ha existido y existirá siempre. Y bueno es regularlo para evitar carnicerías, pero sabiendo, eso si, que interrumpir un embarazo no es desprenderse de la apéndice. De todos modos, y entrando ya en la política pura, decir que no es esta la carta que el Presidente se tiene guardada.

Charo Zarzalejos.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído