Consuelo Sánchez-Vicente – Empieza la Legislatura (¡por fin!)


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Lo nuevo asusta a veces y siempre sorprende, pero el éxito de la especie humana es su prodigiosa capacidad de adaptación a la realidad cambiante.

Nos acostumbramos casi a cualquier cosa que no atente contra nuestro instinto básico de supervivencia, y la costumbre siempre acaba por erosionar las aristas de las novedades.

Grandes sobresaltos como el matrimonio entre personas del mismo sexo o la memoria histórica hoy son percibidos con naturalidad por gran parte de la población, gusten más o menos, sólo para una minoría siguen siendo casus belli. Vive y deja vivir. O como dicen los políticos más avezados: ya escampará.

Sobre la tragedia de los 154 muertos del JK5022 ya ha escampado. Gracias a la responsabilidad de la oposición, la penosa tarea de identificar y devolver a los familiares de las víctimas los restos de sus seres queridos ha podido completarse sin instrumentalizaciones partidistas y la investigación de las causas del accidente está pudiendo discurrir en unos términos lo bastante razonables como para que el funeral de Estado que se va a celebrar en su memoria esta semana pueda realizarse sin las interferencias políticas de otras ocasiones.

Y el potencial conflictivo de los dos líos políticos del momento, la nueva ley del aborto que ha anunciado el Gobierno y el censo de desaparecidos de la Guerra y del Franquismo que se propone realizar el juez Garzón, creo que está bastante rebajado por dos cuestiones dignas de tener en cuenta, la primera que ninguno de estos importantes debates es nuevo para la sociedad, y la segunda que, sea cual sea nuestra opción personal, la convicción de que la actual ley de despenalización del aborto en tres supuestos específicos y la ley de memoria histórica presentan lagunas que hay que remediar, es prácticamente general.

La respuesta del Gobierno a la crisis, que como poco cabe calificar de tardía y que expertos fuera de toda sospecha como el gobernador del Banco de España han tachado de «insuficiente», se perfila como el principal asunto de confrontación entre Zapatero y Rajoy en este inicio de curso que, en realidad, es casi un inicio de Legislatura. Los cinco meses anteriores se le han ido a Zapatero en disimular y a Rajoy en afianzar su liderazgo, mientras la crisis arreciaba. Atajarla es la prioridad absoluta de los españoles; y a eso cabe esperar que se apliquen desde esta misma semana los dos, con la inevitable dosis de sal y pimienta propia de partidos distintos, pero también con voluntad de entenderse imprescindible para poner coto a la desconfianza en la política – no sólo en el Gobierno – que nos ha ido creciendo en este tiempo muerto… para las soluciones.

Consuelo Sánchez-Vicente.

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