José Cavero – Los grandes debates abiertos


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

Es frecuente que en los fines de semana aparezcan debates con los que no se contaba, pero que propician acontecimientos predecibles.

La inauguración del Congreso socialista madrileño dio ocasión a que Zapatero diera su apoyo explícito a «su hombre en Madrid», hasta la fecha escasamente conocido, valorado y nada utilizado, Tomás Gómez.

Pero también dio oportunidad a que Zapatero diera su apoyo a algunos proyectos de reciente lanzamiento, como la futura ley del aborto o a proyectos que no han dejado de resultar controvertidos desde su nacimiento como los referidos a la memoria histórica o a la Educación para la Ciudadanía.

Y en el calor del mitin, Zapatero resultó especialmente severo con sus adversarios políticos del PP, a quienes no dudó en llamar hipócritas y cínicos por oponerse a una ley mejor, la del aborto, que implica más garantías y más seguridad, y que negó que divida al país.

Idéntica consideración merecieron quienes atacan la ley de la Memoria Histórica. «No entiendo que se niegue el derecho a saber dónde están los muertos», dijo en apoyo a la reciente iniciativa del juez Garzón.

Sobre la resistencia a aceptar la Educación para la Ciudadanía, que empieza a impartirse este mismo curso, también arremetió contra quienes se niegan a que sus hijos reciban esas enseñanzas, aprobadas por el Congreso de los Diputados, y dijo que, para eliminar la asignatura, lo que debieran hacer los populares es ganar unas elecciones…

Al portavoz del PP, González Pons, le faltó tiempo para acusar a Zapatero de antidemócrata por no aceptar la objeción de conciencia de los opuestos a la asignatura. Con toda probabilidad, Zapatero abordará la cuestión económica y cómo afrontar las dificultades que ahora mismo origina, en su visita a los mineros de Rodiezmo, en León, que suele hacer todos los años en el comienzo del curso político.

Pero tampoco pasó por alto esta cuestión, al asegurar que el empleo es la prioridad en esta época de dificultades, y no para hacer decretazos -dijo en referencia al de Aznar- sino para apoyar a los trabajadores. Reformas y solidaridad, anunció como síntesis de sus recetas contra la crisis económica.

Para la oposición y sus medios informativos, es evidente que Zapatero recurre al aborto y a la guerra civil para tapar la crisis económica. Y en este sentido, se suceden las acusaciones de Rajoy o de Javier Arenas en el sentido de que Zapatero es el responsable del espectacular número de parados y de que no sabe cómo afrontar las dificultades económicas.

Uno de los referidos medios ha explicado este domingo que «a Zapatero parece preocuparle más Telemadrid o el aumento que el paro», y sostiene que «ser tan injusto como el sector de la construcción, principal fuente de empleo, resulta alarmante», pero que Zapatero «insiste en lavarse las manos y enculpar del frenazo económico a la alegre política de Estados Unidos».

Otro medio insiste en la tesis de que Zapatero ha decidido mostrar su lado más radical y pendenciero para desviar la atención sobre la crisis económica y el aumento del paro, y que Zapatero da muestras de estar perdiendo los nervios al utilizar la descalificación del adversario.

José Cavero.

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