Esther Esteban – Más Que Palabras – El CGPJ y la disciplina de partido


MADRID, 9 (OTR/PRESS)

Han sido dos años de vergonzoso retraso, donde la imagen de la Justicia ha caído en picado, contaminada por lo peor de la política. Finalmente, PP y PSOE han alumbrado un nuevo CGPJ y lo han hecho sin rubor, sin maquillar un ápice que el órgano de gobierno de los jueces es y está por designación y, por lo tanto, la independencia del poder judicial, lejos de ser un mérito se convierte en demérito.

Todos albergábamos la esperanza de que los nuevos vocales, además de ser juristas de reconocido prestigio, ¡faltaria más!, se alejaran del perfil partidista que ha sido causa del descrédito, pero no.

¿Cómo van a renunciar los grandes partidos a que Montesquieu siga muerto y bien enterrado? Es mucho mejor para ellos una justicia sumisa, bien domesticada, siempre a sus órdenes y dispuesta a servir al ejecutivo de turno, que el poder independiente y libérrimo que reza nuestra Constitución.

Nada menos que cinco de los 20 miembros del Consejo han ocupado cargos representativos o de designación en los partidos y se han pronunciado- y tomado posición partidista- en temas de gran calado como el estatut de Cataluña, el referéndum de Ibarretxe, el 11- M y prácticamente todos los asuntos de mayor calado de la actualidad política de los últimos años. ¿Cómo apelar ahora a su independencia, a su no identificación con unas siglas politicas? Difícil, por no decir imposible.

Sea como fuere, desde el mismo momento que los nuevos vocales sean designados por el Congreso y el Senado pueden actuar como les venga en gana y demostrar que no están sometidos a la disciplina política de ningún partido, aunque este les haya nombrado.

Este es el momento ideal para que el CGPJ demuestre que no es un pelele, una marioneta dirigida por la mano de unos políticos caprichosos que la manejan a placer, siempre que quieren distraer la atención del personal. Los nuevos vocales tienen la obligación de hacer borrón y cuenta nueva con los usos y costrumbres de sus antecesores, que han hecho caer al fango el prestigio de la diosa que les representa.

Señores jueces, ¡por favor!, sáltense a la torera la disciplina de partido y hagan de su capa un sayo por el bien de todos los ciudadanos. Si no lo hacen, en el pecado tendrá la penitencia aunque la suframos todos.

Esther Esteban.

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