Carlos Carnicero – La vicepresidenta corregidora


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

En los últimos días se ha evidenciado más todavía que la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega -una persona extraordinariamente activa y con una gran capacidad de abarcar funciones- tiene un papel específico de corregidora de las declaraciones de los miembros del Gobierno.

De esa forma, el Ejecutivo, que de por sí está formado por personas de poca experiencia política, está permanentemente en escenificación de falta de criterios homogéneos que se ventilan por la imposición de la autoridad de la vicepresidenta De La Vega.

Es además ella la que se encarga de anunciar, en la mayoría de los casos, los nuevos proyectos ministeriales, dejando poco espacio a la divulgación de los mismos por sus titulares que en muchas ocasiones aparecen sólo como ejecutantes de políticas anunciadas por la número dos del Gobierno aunque formalmente Pedro Solbes esté por encima en el escalafón.

Pero habría que hacerse una pregunta sobre las correcciones de María Teresa de La Vega que se podrían ilustrar con sus últimas actuaciones. Al ministro Celestino Corbacho le recriminó directamente sus declaraciones sobre la contratación de inmigrantes en el origen espetándole: «Eso no se dice», con lo cual nos hemos quedado con la duda de si la rectificación está referida a la oportunidad de las manifestaciones del ministro o a su contenido. En el caso del Ministro de Justicia el asunto es todavía más grave porque el titular del departamento criticó el pacto alcanzado por el partido al que está adherido -que no afiliado- para la formación del nuevo Consejo del Poder Judicial. ¡Casi nada! Si el ministro del ramo no confía en el pacto alcanzado para formar el Gobierno de los jueces, ¿qué sensación se traslada a los ciudadanos?

Lo que evidencia esta dislexia entre las correcciones de la vicepresidenta y las declaraciones de los ministros son varias cosas. Primera, que estamos ante un consejo de ministros PNN ( Profesores No Numerarios, en el argot universitario, profesores provisionales que no son numerarios) con poco peso político, vicarios en la mayoría de los casos de la designación directa del presidente por razones de proximidad personal y no de méritos o experiencia política. En segundo lugar, ante la ausencia de la cohesión que promueve el debate político y el acuerdo consensuado en la mayoría de los asuntos trascendentes. Y, en tercer lugar, ante la omnipresencia de la vicepresidenta María Teresa Fernández de La Vega que intenta paliar déficit tan importantes como los enumerados con la autoridad que le determina su cargo en el consejo pero sin desmentir el fondo de las discrepancias que se neutralizan sólo por decreto y no por convicción.

Carlos Carnicero.

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