Lorenzo Bernaldo de Quirós – La crisis no ha tocado fondo.


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Los EE.UU. han desplegado una estrategia anti-crisis caracterizada por una masiva intervención del gobierno en la economía y en los mercados financieros. Toda la batería de iniciativas keynesianas -políticas fiscales y monetarias expansivas-, nacionalizaciones y una abrumadora intervención pretenden sacar al país de la crisis financiera más grave desde la Gran Depresión.

Lo curioso es que estas iniciativas proceden de una Administración republicana cuyo teórico ideario era el de reducir o minimizar el papel del Estado en la actividad económica. Sin embargo, esto no debe sorprender demasiado a nadie. El ejecutivo liderado por Bush nunca ha sido liberal ni en lo económico ni en lo político. Antes de la crisis, la expansión del gasto público y de las regulaciones fue brutal, la mayor de la historia americana en tiempos de paz.

La tesis subyacente a la política de la FED y del Tesoro norteamericanos es que una política similar a la actual fue la que permitió a los EE.UU. superar la Gran Depresión en los años treinta del siglo pasado. Esto es falso de toda falsedad. El activismo fiscal, monetario y regulatorio aplicado por Roosevelt en esa época no sirvió para sacar al país del «hoyo». América salió de ella gracias a la Segunda Guerra Mundial. Hasta ese momento, la economía estaba estancada y además había registrado una depresión dentro de la depresión, la del bienio 1935-37, a pesar de que el gobierno llevaba años gastando dinero y manipulando la oferta monetaria. Este es un buen recordatorio para quienes creen que el Estado es la solución al desplome económico-financiero de estos tiempos.

Ante una crisis de las dimensiones de la actual, la gente mira al gobierno en búsqueda de soluciones. La tentación de los políticos ante esa demanda es siempre la misma: gastar más y, si se puede, bajar los tipos de interés. Como además hay que buscar un villano es muy fácil hallarle en esos especuladores que se hicieron multimillonarios cometiendo todo tipo de excesos. Aquí los malos son los financieros y, por tanto, hay que meterlos en una cárcel regulatoria para que no vuelvan a las andadas.

Nada de esto sirve para nada excepto para dar la sensación de que «se hace algo». Ese es un consuelo y un placebo de corta duración. Ayer las bolsas se dispararon ante la decisión del gobierno norteamericano de nacionalizar los «activos tóxicos». También lo hicieron días y semanas antes cuando se rescató a Bear Sterns o se nacionalizaron las gemelas Freddie y Fannie para desplomarse días después. Ahora la historia se repetirá.

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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