MADRID, 23 (OTR/PRESS)
Da toda la impresión de que el presidente Zapatero y sus colaboradores juegan a la complacencia con Mariano Rajoy y los suyos, a juzgar por las importantes concesiones que les vienen haciendo. Incluso en el delicado asunto del terrorismo, la mansedumbre de la cúpula del PP en esta ofensiva que culmina con el asesinato del brigada Luis Conde en Santoña, hay que atribuirla al hecho de que el presidente y su Gobierno han cedido a todas las imposiciones de los otros, incluida la de la radical negativa a un diálogo con la banda cualesquiera que sean las circunstancias.
La cesión más aparatosa, casi escandalosa, es la de la propuesta del magistrado Carlos Dívar para la presidencia del nuevo Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo.
Un magistrado muy profesional, sí, pero también muy conservador y derechista, para un consenso con el PP que no se sabe a qué conduce, sobre todo porque del lado del partido de la derecha no se detecta la más mínima concesión al Gobierno PSOE: lo más que se observa es una lógica suavización de anteriores posiciones irracionales e insostenibles.
El colmo es ya la actitud del PP en el asunto de la asignatura Educación para la Ciudadanía, con esa presión brutal para el incumplimiento de una ley del Parlamento, lo que tendría que suscitar una denuncia radical por parte del Gobierno y el señalamiento del camino indiscutible al cumplimiento de las leyes en un Estado de Derecho. Pues también ahí se nota la complacencia del Gobierno, o al menos una blandura digna de mejor causa.
Están jugando peligrosamente el juego de intentar ganarse unas migajas de bonanza del PP a cambio de un riesgo cierto de enajenarse el apoyo de una buena parte de la ciudadanía progresista, empezando por los vocales propuestos para el CGPJ por el propio PSOE. No veo bonanza pepera en los temas de la crisis económica, la financiación autonómica o el Estatut, por poner alguno de los ejemplos más visibles. Todo lo que pasa puede perjudicar al PSOE, o favorecer al PP, que es lo mismo. Pues con su pan se lo coman todos y que no se les atragante.
Pedro Calvo Hernando.
