MADRID, 1 (OTR/PRESS)
Oportunamente, el Ministerio del Interior ha llevado a cabo una operación contra un red de pornografía infantil justo veinticuatro horas después de que los padres de Mari Luz Cortes entregaran al Presidente Zapatero más de dos millones de firmas solicitando un endurecimiento de penas para los pederastas.
La realidad es que en nuestro país los delitos contra la infancia salen baratos, y es hora de que nuestros políticos reflexionen sobre la necesidad y urgencia de reformar el Código Penal para endurecer las penas contra todos aquellos que atenten contra los niños. A mí no me cabe la menor duda de que el presidente Zapatero será sensible a la petición de los padres de Mari Luz y que pondrá en marcha los mecanismos necesarios para esa revisión del Código Penal, pero sí me sorprende que ésta no se haya convertido ya en una de las prioridades de la legislatura no solo para el PSOE sino para la oposición.
Pornografía, pederastia, pedofilia suelen ir de las manos y, desgraciadamente, son frecuentes las noticias de redes ¡afortunadamente! desmanteladas por las fuerzas de seguridad contra la pornografía infantil. Creo sinceramente que quienes se dedican a eso deben de ser severamente castigados. Que entre los últimos detenidos haya padres de familia, y ciudadanos que han abusado de niños de su propio entorno, pone los pelos de punta. Internet se ha convertido en el lugar predilecto de esta gentuza para intercambiar sus fotos y vídeos pornográficos, y eso debería de llevar también a abrir una segunda reflexión sobre la responsabilidad que tienen los servidores informáticos por la que transcurre toda esa basura.
Insisto en que es urgente que el Ministerio de Justicia proponga una reforma del Código Penal o, en su caso, lo proponga la oposición, lo que no es admisible es que los niños estén al albur de los peores delincuentes como son quienes se dedican a la pornografía infantil, a la pedofilia o la pederastia. Son necesarios castigos ejemplares para delitos tan repugnantes, porque se trata de evitar que un pederasta pueda andar suelto, como sucedió con el asesino de Mari Luz, o con tantos otros. Esos más de dos millones de firmas recogidas por los padres de Mari Luz no pueden caer en saco roto. Es lo menos que pueden hacer nuestros políticos.
Julia Navarro.