Francisco Muro de Iscar – Política y educación


MADRID, 5 (OTR/PRESS)

He vuelto a releer el discurso de Sarkozy cuando recibió al Papa Benedicto XVI y el del Papa en el encuentro con la cultura. Razón y fe. La imagen de Sarkozy desgranando ideas y conceptos, sin leer, me parece impensable entre nosotros.

Los discursos en el Congreso de los Diputados, en el Senado -el Senado existe, aunque muchos no lo sepan-, incluso las réplicas, y hasta en los mítines no son improvisados.

Son leídos palabra por palabra. No importa lo que haya dicho el contrario o que haya cambiado lo que se esperaba que iba a decir. Cada uno sigue al pie de la letra lo que, normalmente, le han escrito otros para que lo repita. Leen, no improvisan. No hay parlamentarismo, hay lectura de manuales. Y, además, una importante carencia de liderazgo intelectual, de ideas. Casi todo es marketing, propaganda, gestos. Es un problema español, pero también europeo. Salvo Sarkozy, que intenta dar el paso, Europa carece de liderazgo y podemos acabar pagándolo.

Si ustedes han visto los debates de la campaña americana, también habrán observado diferencias profundas con los que aquí tuvimos. En la actitud de los políticos, en el papel independiente y activo del moderador, en las réplicas… Es todo más fresco, más real, más difícil, más improvisado, aunque los dos candidatos hayan preparado casi todas las preguntas posibles. Aquí, apenas hay lugar para lo inesperado. Y cuando sucede, el político de turno lee el papel que le han dado y se acabó. Y los que les escuchan votan lo que toca, independientemente de lo que piensen en conciencia. Es impensable que diputados del PSOE voten contra una propuesta de su partido o que diputados del PP se sumen a otros en contra de lo que les ordena el «aparato».

La política es un reflejo de la educación que tenemos y la educación, un reflejo del escaso interés que los políticos tienen porque ésta cambie a mejor. Tenemos el doble de alumnos sin título de ESO que en la Unión Europea; la más alta tasa de abandono escolar; unos profesores absolutamente desmotivados; tres universitarios por cada estudiante de Formación Profesional; ninguna Universidad española entre las 100 mejores del mundo; demasiados titulados universitarios, en su inmensa mayoría, mal pagados e infraempleados; una investigación bajo mínimos; y una carencia importante de conocimiento de idiomas. Y, además, todos quieren trabajar en su ciudad, cerca de casa y si es posible, hacerse funcionarios.

De ahí, de la buena educación, de la buena Universidad, de la competencia deberían salir los políticos de mañana, los líderes, los intelectuales, los investigadores, los filósofos… Los que tienen que impulsar el cambio. Me temo que el Parlamento y los partidos siguen de espaldas a la educación y que a la política, como ahora, no van a ir los mejores, sino los que estén dispuestos a obedecer disciplinadamente. Y eso que la política puede ser, debería ser, la actividad más noble y digna a la que puede dedicarse un ciudadano.

Francisco Muro de Iscar.

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