MADRID, 5 (OTR/PRESS)
¿Dará algo de sí el anunciado encuentro de Zapatero y Rajoy? Muchos analistas, de antemano, han indicado que no es muy probable que así suceda, pero que en todo caso, habrá sido bueno intentarlo. Otros creen que las posiciones están ya suficientemente expresadas por ambas partes como para que el propio intento sea superfluo e inútil.
Solbes y Montoro, según nos relata el diario ABC de este domingo, ya han tenido una primera reunión de tanteo y fracasaron en su intento de aproximar posiciones. «Fracaso sin paliativos», se habría producido por lo menos ante el encuentro «de verdad» que los dos máximos responsables de la economía del Gobierno y del PP mantendrán el jueves que viene. Pero este viernes, en ese tanteo, Solbes y Montoro ni siquiera habrían sido capaces de esbozar la agenda de asuntos a abordar.
En realidad, tiene por delante el Gobierno unas cuentas reuniones en las que van a abordarse cuestiones directamente referidas a la crisis financiera internacional y a la crisis que también padece nuestro país. Y en ese punto habrán dado comienzo los debates: ¿Nuestra crisis nacional es distinta a la que se origina en las subprime norteamericanas, o tiene vida, razón y efectos propios? No hay duda de que en nuestro país hay un aliciente propio, llamado crisis inmobiliaria, que ha reactivado la crisis general «que vino de América».
Pero, en todo caso, la cuestión no es trivial, porque en ella descansa la otra grandísima cuestión: ¿La economía española estaba mal enfocada, mal gestionada, mal conducida, como para que le llegara el momento de la verdad en forma de crisis, o sencillamente, forma parte de un escenario global y era inevitable que se extendiera «la epidemia» de la crisis mundial? Desde hace meses, el PP insiste en que esas características específicas de la crisis económica española tenían aliento en un Gobierno y una política ineficaces e insensibles a las advertencias que desde la Oposición se venían haciendo, por ejemplo, sobre «la burbuja inmobiliaria», y desde el PSOE se rebate esta tesis recordando que esa burbuja inmobiliaria venía de antes, de las especulaciones alentadas desde los gobiernos del PP.
Lo cierto y verdad es que el combativo Montoro, como era perfectamente previsible, habrá chocado en el tanteo, y volverá a chocar, con el veterano Solbes de las mil batallas. Montoro y el PP podrían llegar finalmente a la conclusión de que contar con el PP habrá sido una operación de marketing para nada útil ni práctica, porque el Gobierno seguirá por donde tenía proyectado caminar. A su vez, desde el Gobierno se piensa algo parecido: el PP pretende que demos validez a unas ideas y propuestas que hemos rechazado repetidamente en el Congreso sencillamente porque no nos parecen adecuadas, ni convenientes ni siquiera responsables.
En apoyo del Gobierno y de sus planteamientos, han estado tanto la reunión de los cuatro dirigentes del G-8 -Sarkozy, Merkel, Browm y Berlusconi, sobre todo por el afán de protagonismo del primero-, como lo estarán en los días próximos los ministros de Finanzas de la Unión Europea. No es improbable que el intento de aproximar posiciones termine con el consejo irónico y mordaz que Zapatero dio hace unos días al portavoz del PP en el Senado, García Escudero: Acudan ustedes a Wall Street, a la Casa Blanca, al FMI, que le están esperando y le agradecerán sus recetas.
Si cada cual acude a estos encuentros en posesión de la única verdad, nada será posible esperar. Y en ese punto estamos: faltos de toda modestia para reconocer que la otra parte pudiera tener alguna parte de razón en sus planteamientos…
José Cavero.
