MADRID, 7 (OTR/PRESS)
El más enigmatico, como casi siempre: el pasiego. Emilio Botín, primer banquero de España y quinto de Inglaterra y Escocia, no acudió a la cita con Rodríguez Zapatero. Oficialmente estaba de viaje y por eso envió a la reunión de La Moncloa a Alfredo Sáenz, su gran consejero delegado, pero dada la solemnidad de la representación, a nadie pasó inadvertida semejante ausencia.
Todos los que acudieron (González, Fainé, Blesa, etc.) son grandes conocedores del negocio bancario, pero banquero, lo que se dice banquero: Botin. Así que su ausencia se resuelve en metáfora de donde estamos: ni Teresitas, el adivino ciego que guió a Ulises hasta el Infierno, se atrevería a señalar el calado, intensidad y duración de la crisis.
Hablo de representación, de acto sobre un escenario político, tan iluminado como es la sede de la Presidencia del Gobierno, porque de eso se trataba. Ese y no otro era el fin que perseguía la foto: Zapatero y los banqueros. Juntos para decir que no pasa nada ,que España es diferente. Diferente a los Estados Unidos, a Irlanda, Alemania, Francia o el Benelux. Juntos para repetir el «mantra «de moda a éste lado de los Pirineos: la banca española es la más solvente del mundo.
La verdad es que, más que oír otra vez a Zapatero repitiendo eso de la «Champions League», me habría tranquilizado mucho más escuchárselo a Botín que es el banquero. Que en estos tiempos de crisis económica y desconfianza generalizada en la solvencia de los bancos y cajas de ahorro, el primer banquero del país no acuda a una reunión como la de La Moncloa, es para mosquearse. Desde luego,da qué pensar.
Fermín Bocos.