MADRID, 10 (OTR/PRESS)
La profundidad de la crisis económica internacional es más pronunciada cada día que pasa, ya que las malas noticias se suceden sin tregua. Todavía no es muy frecuente el análisis político que conduce a la conclusión de que lo que ha fallado de verdad es el sistema capitalista, al menos en su última versión neoliberal.
Me doy cuenta de que ese reconocimiento es algo muy duro para los grandes poderes políticos y económicos del mundo, sobre todo de los llamados países desarrollados. Es muy duro, pero es un ejercicio inevitable, que no debe tardar en producirse de plano, si no queremos que el desastre más absoluto nos pille sin el menor pertrecho.
No es suficiente con que los gurús del neoliberalismo y del ultraliberalismo hayan desaparecido del escenario, se supone que entre avergonzados y aterrorizados. Lo que hay que hacer es poner de manifiesto a escala planetaria su rotundo fracaso y la necesidad de alumbrar un nuevo sistema que no sea ni el capitalista ni el comunista, pues ambos, de muy diversa forma, han demostrado que no eran el mejor invento para la Humanidad.
El descrédito y el escándalo están afectando sustancialmente a los grandes y poderosos Estados, de manera especial a USA, que durante muchos años pasaba por ser el soporte mundial de una filosofía de vida y de un sistema de organización político-económica que trataban de convertir en faro y luz del planeta y en principio y fin de todas las cosas. Los que nunca hemos creído en todo eso no debemos constituirnos en los nuevos gurús del «ya lo decía yo», entre otras cosas por la inutilidad del intento. Tenemos que esforzarnos todos, con fuerza pero con humildad, en ayudar al alumbramiento de la nueva era, del nuevo sistema que debe orientar la actividad humana en las próximas décadas y tal vez siglos. Sería ridículo y suicida que los poderosos intentaran resucitar luego el viejo sistema y hacernos perder la gran oportunidad que tal vez la Historia esté poniendo delante de nuestros ojos. La famosa globalización debe serlo ahora para la búsqueda de una solución global.
Pedro Calvo Hernando.
