Consuelo Sánchez-Vicente – Justos por pecadores


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

De acuerdo en que estamos juntos en esto y tenemos que salir juntos, de acuerdo en que la situación es grave y requiere una respuesta seria, y de acuerdo en que hay que salvar al sistema financiero por el bien de los ciudadanos.

El «todos a una» que entonó el sábado el presidente Bush en nombre de la cumbre del G-7, respaldado de inmediato por el FMI y el domingo por el Eurogrupo, parece la única respuesta posible y razonable a la sinrazón de esta crisis.

Todos a una, sí: como en Fuenteovejuna. A un problemón global como el que tenemos encima es verdad que no se le puede hacer frente con soluciones particulares. Todos a una, de acuerdo. Pero como en Fuentevejuna. Porque, como en Fuentevejuna, este atropello también tiene su Comendador.

No hay uno si no dos, esto es lo primero que me gustaría decir. El primero está claro: los bancos. Y el segundo, en mi opinión, también debería estarlo: los gobiernos. No todos los bancos, hay que añadir. Ni todos los gobiernos. Como estamos teniendo ocasión de comprobar estos días, no todos los bancos han actuado con la misma falta de escrúpulos ni con el desprecio absoluto a la ética de los negocios; ni todos los gobiernos están teniendo que acudir al rescate.

Los países que como España disponían de un sistema de supervisión y vigilancia suficiente, están resistiendo mejor que los que a partir de la década de los 80 desmontaron los controles del Estado sobre las finanzas en nombre de la libertad del mercado. Pero, si no globalizamos la solución, que las manzanas podridas pudran todo el cesto es cuestión de tiempo.

La indignación de los ciudadanos con lo que está pasando me parece más que justificada, es más, creo que si no es mayor es porque está velada por el miedo. Si esta crisis global de liquidez se prolonga se convertirá en una crisis de solvencia, y se colapsará el sistema, advierten los expertos. Evitarlo al precio que sea -incluso al precio, inimaginable hasta hace nada, de «nacionalizar» los bancos en quiebra- es lo que pretenden las acciones conjuntas de los gobiernos. Del «sálvese quien pueda» de hace catorce días los gobiernos el mundo entero ha virado este fin de semana al «todos a una».

Aceptar que los gobiernos acudan en socorro de los saqueadores con los impuestos de los saqueados no es fácil, pero asumir que si se hunde el sistema financiero no se salvará nadie resulta imprescindible. Cuando pase el temporal será el momento, como en Fuenteovejuna, de exigir que el Comendador rinda cuentas.

Consuelo Sánchez-Vicente.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído