Antonio Casado – Sanz quiere el divorcio


MADRID, 13 (OTR/PRESS)

El calendario deja un margen a Miguel Sanz (UPN) y Mariano Rajoy (PP) para encontrar una solución a un eventual divorcio si los navarros mantienen su decisión de abstenerse en la votación de los Presupuestos Generales del Estado (abstención en la enmienda a la totalidad del PP y abstención en la votación final del proyecto de ley).

Pero el calendario no podrá abolir la carga de los argumentos de Sanz. De ellos se desprende una clara voluntad de romper unilateralmente el consorcio político UPN-PP, que ya duraba 17 años.

Veamos. Sanz pide al PP que retire su enmienda a la totalidad de los Presupuestos enviados por el Gobierno socialista al Parlamento, mientras le hace saber que «UPN no es una sucursal del PP» y se deshace en elogios al PSOE por sus aportaciones a la gobernabilidad en Navarra. Si además responde con un distante «todo es posible», cuando se le pregunta por la eventual ruptura, quedan pocas dudas de que Sanz ha puesto en marcha una estrategia de emancipación.

Las vías seguidas por el presidente de la Comunidad Autónoma de Navarra para formar criterio en ese sentido habitan en la propia Comunidad. Es muy simple: las coordenadas de la política navarra manejadas por Sanz no coinciden con las coordenadas nacionales manejadas por Rajoy. Al menos en orden a su propia supervivencia política, que está bajo protectorado de los socialistas, aunque él insista en que no se siente chantajeado por ellos. No hace falta.

La política funciona en términos conminatorios, aunque no sean explícitos. La aritmética parlamentaria y la facturación electoral siempre generan una determinada relación de fuerzas a la que cualquier político sensato ha de atenerse. Puede que los socialistas no estén chantajeando a Sanz como sugieren las acusaciones aireadas por la dirección del PP, pero es evidente que están pasando factura por haber renunciado al poder a favor de UPN y en contra de los filonacionalistas vascos.

Eso lo ha interiorizado Miguel Sanz, cuya descarada apuesta por emanciparse del PP no suele presentar como algo negativo, sino todo lo contrario, para los intereses de UPN. Ha descubierto que el seguidismo del PP perjudica gravemente sus relaciones con el PSOE. Y habida cuenta que ese partido, entre otras cosas, tiene la llave de la gobernabilidad de Navarra, la balanza se ha inclinado hacia la complicidad con los socialistas. Es una decisión tomada, incluso formalmente, en los órganos de UPN. Decisión unilateral, por supuesto. Es decir, haga lo que haga y diga lo que digan Rajoy y los dirigentes del PP. Sanz lo ha explicado varias veces: quiere entenderse con el PSOE, no romper con el PP, pero si el PP entiende que lo uno está reñido con lo otro, no moverá un dedo para evitar que el PP actúe en consecuencia. Ese es el fondo de esta espinosa cuestión.

Antonio Casado

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