MADRID, 15 (OTR/PRESS)
Bien está lo que bien acaba: Zapatero ha estado durante meses negando la crisis, pero ahora, en un giro copernicano muy acorde con su personalidad, encabeza la manifestación que acude al rescate de la banca en apuros.
Como digo, no es la primera vez que realiza este tipo de ciabogas: hizo lo mismo tras el naufragio archipronosticado de las negociaciones con la ETA, lo que sucede es que desde la oposición, su líder nominal, Mariano Rajoy, no acierta a ponerle en evidencia, o lo hace de tal manera que los ciudadanos no aprecian virtud política en ésa tarea de control. A las encuestas me remito.
Volviendo al plan y admitido oficialmente ¡por fin! que España -como el resto de países del mundo desarrollado- está atrapada en la crisis económica y que bancos y cajas de ahorro están afectados por la epidemia de falta de liquidez, tengo para mí que, sobre el papel, el plan del Gobierno para avalar y apuntalar al sistema bancario con ¡25 billones de pesetas! debería ser suficiente para restaurar la confianza de los ciudadanos en las entidades bancarias y la confianza de los propios bancos entre si. Cosa distinta es el control del proceso de avales. ¿Con qué criterio y a quienes se va a prestar dinero o avalar sus cuentas?
Se ha dicho que intervendrá el Banco de España. Parece procedente, pero no suficiente. Tomemos ejemplo de los EE.UU.: allí, una comisión parlamentaria controlará el desarrollo del Plan Bush. Puesto que el Gobierno avala con el dinero de los contribuyentes, los ciudadanos tenemos derecho a saber la forma exacta que adoptará el rescate financiero planeado por el Gobierno. El último en decirlo ha sido Paul Krugman, flamante Premio Nobel de Economía. Que tome nota el señor Zapatero.
Fermín Bocos.
