Fermín Bocos – El Plan Zapatero.


MADRID, 17 (OTR/PRESS)

El reconocimiento de que la crisis financiera no sólo existe sino que, además es grave y se proyecta sobre la situación económica de bancos, cajas y otras empresas, coloca al presidente Zapatero en el lugar del gobernante que al admitir los problemas está obligado a poner todo de su parte para intentar resolverlos .

¡Cuanto tiempo¡ Semanas y aún meses, llevamos de retraso, atrapados en la excusa que pretendía librarse de los problemas y el desgaste que apareja la crisis por el pueril procedimiento de negarla. Ahora, el presidente del Gobierno se presenta ante la sociedad como el campeón de medidas terapéuticas, drásticas: aval multimillonario para rescatar a las cajas y bancos y determinación para impulsar cuantas medidas-políticas o económicas -sean necesarias.

Dinero de los contribuyentes será destinado a sanear balances y restaurar la confianza de los clientes y, de paso, el crédito entre las propias entidades bancarias. El «Plan Zapatero» es una traducción del «Plan Sarkozy» que adjunta un manual explicativo del que se deduce que, llegado el caso, las ayudas estatales podrían seguir el camino más «nacionalizador» emprendido por Gordon Brown en Londres. A estas alturas de la película y, a falta de conocer la «relación de daños «- el calado de las deudas, hipotecas impagadas o pérdidas provocadas por el tsunami inmobiliario -, nadie sabe sí las medidas anunciadas por el Gobierno serán suficientes para estabilizar el sistema. Nadie lo sabe y de ahí la incertidumbre creada por las palabras de Zapatero (en el Congreso) referidas a una hipotética fusión de bancos -en realidad, todos entendimos que se estaba refiriendo a las cajas.

El público, los ciudadanos, con cuyo dinero se va a proceder al rescate, tienen derecho a saber cómo está el enfermo, su grado de gravedad y el coste del tratamiento. El que paga, manda -dice la sabiduría popular. Públiquese, pues, la «relación de daños» y después, siga adelante el plan de rescate. Eso sí, bajo la supervisión del Banco de España y el imprescindible control parlamentario de la operación. De no ser así,apoyar el «Plan Zapatero» pasaría ser una cuestión de fe y la fe es una virtud teologal, no una virtud política. Recuérdese que la transparencia de los asuntos públicos es la mejor garantía de pervivencia del sistema democrático.

Fermín Bocos.

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