MADRID, 16 (OTR/PRESS)
Todas las medidas económicas tomadas casi en la misma dirección por los Gobiernos del mundo apenas están sirviendo para ayudar a que la crisis se frene. Nadie se enteró de lo que venía y nadie es capaz de convencer al mundo de que tiene soluciones.
Las Bolsas parecen moverse más por razones especulativas que por datos reales o por las medidas que se toman. Y hay subidas espectaculares y batacazos más persistentes y mucho más profundos. Nadie es capaz de transmitir confianza.
Ni Obama ni McCain y mucho menos Bush. El G-7, el grupo de los países más ricos del mundo, se mira el ombligo y no hace nada y los países pobres sólo tienen una certeza: ahora van a ser mucho más pobres que antes.
En Europa, al margen del inglés Gordon Brown que parece remontar desde el sótano al que había caído su popularidad, ni los cientos de miles de millones de euros que se han puesto en el mercado ni la aparente unidad han mejorado el panorama.
Y en España, la reunión Rajoy-Zapatero ha servido para lo previsto: nada de nada, y el Gobierno anda dando palos de ciego prometiendo reformas de marketing que no van a tener ninguna incidencia real sobre los ciudadanos.
Por cierto, después de meses de silencio, ha reaparecido Manuel Pizarro y muchos se preguntan si la economía española hubiera estado en mejores manos con él. Aunque, a lo peor, él se alegra de no haber tenido que enfrentarse a ese marrón.
Los bancos no sólo no prestan dinero a los ciudadanos y a las pequeñas y medianas empresas sino que ni siquiera lo hacen entre ellos, a pesar de que algunos multiplican sus beneficios. Crecen los despidos en grandes empresas y muchas pequeñas están con el agua al cuello. No se venden coches, desciende seriamente el consumo privado, los taxistas se quejan de que baja su recaudación un 30 por ciento y, atentos, El Corte Inglés, que siempre va un paso por delante con inteligencia en los momentos buenos y en los malos, lanza una línea de productos más baratos. Si no puedes vencer la crisis, al menos que la crisis no acabe contigo.
Es un problema serio, de fondo, que nos va a llevar a una crisis larga y dura, pero el Gobierno mantiene unos presupuestos de mentira para 2009 y pretende que se los aprueban al precio que sea, en lugar de retirarlos y hacer otros sobre bases reales. No se si reinventaremos el capitalismo y le pondremos frenos o contrapesos. Lo que sabemos es que todos los organismos reguladores y controladores han fallado, sin que nadie haya pagado por ello, y que unos pocos incontrolados han puesto dinamita en los pilares de la economía y la han hecho estallar. Tal como están las cosas no se si es un problema de economistas, de bomberos o de psiquiatras.
Francisco Muro de Iscar.