José Cavero – Los presupuestos, la siguiente prueba


MADRID, 16 (OTR/PRESS)

El Gobierno, de vez en cuando, y por ordenación de las tareas democráticas, se ve sometido a controles y exámenes. Se hace de manera habitual en las sesiones de control del Congreso y del Senado, y se hace luego, en ocasiones extraordinarias, con mucho mayor atención pública: Se controla al Gobierno, por ejemplo, cuando se produce un encuentro personal entre el jefe del gobierno y el principal dirigente de la Oposición, o se hace cuando se debaten los presupuestos generales del Estado, el gran debate y una votación decisiva y trascendente de cada año por estas fechas.

Es uno de los controles de indudable relieve para quien gobierna, pero también para los opositores, que de algún modo también se examinan por razón del voto que emiten y de las razones que justifican esa actitud. A una semana de la votación de totalidad a la que deberán someterse esos grandes números de Solbes-Zapatero, quedan todavía algunas batallas por resolver, y en otros casos hemos tenido oportunidad de comprobar peleas previas en el seno del «pacto PP-UPN», hasta el punto de que el pacto ha quedado «muy tocado» y con riesgo de fallecimiento, por razón de las ventajas que UPN podría alcanzar para los intereses navarros del Gobierno de la Nación, en estos presupuestos. Porque ésa es, precisamente, una de las ventajas de tales grandes números: que pueden comprar y vender favores a cambio del voto. Ha sido siempre de ese modo, y ya no hay lugar para la sorpresa ni para el escándalo. Los nacionalistas catalanes, por ejemplo, saben mucho de sus inversiones en infraestructuras pactadas en razón del voto final que entreguen al gobierno de turno.

Ahora mismo, el Gobierno se ve en la necesidad de «salir al mercado» para obtener los siete votos que le faltan para alcanzar su mayoría absoluta. La alternativa sería una prórroga e los presupuestos vigentes, pero eso no complace a nadie, y mucho menos al Gobierno, que tenía en esos viejos presupuestos unas cifras ya inasumibles de todo punto: aquellos eran presupuestos para un escenario en el que aún ni siquiera se atisbaba la crisis, y mucho menos la recesión ante la que parece que nos hallamos. ¿De dónde sacar, por consiguiente, esos siete votos que faltan? Se sigue confiando en los dos del partido navarro UPN, pero ni siquiera uno de ellos parece seguro. Se ha negociado largamente, en las últimas semanas, con el PNV, que reclama a cambio que se entreguen a Euskadi las competencias en Investigación y Desarrollo, pendientes desde la elaboración del Estatuto de Guernica para Euskadi, nada menos. También se ha buscado el voto de los nacionalistas catalanes de CiU, pero las exigencias de este grupo han sido variadas semana tras semana: ha reclamado compromiso en materia de financiación autonómica, mayores dineros para infraestructuras, medidas anticíclicas contra la crisis… También han sido consultados, o «tocados», como suelen decir los congresistas, otros nacionalistas, como los gallegos del Bloque o la Coalición Canaria.. Pero no se ha terminado de cerrar ese acuerdo imprescindible para que los presupuestos tengan la primera y crucial luz verde.

José Cavero.

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