Pedro Calvo Hernando – Aquí están las dos Españas


MADRID, 21 (OTR/PRESS)

Es inútil que sigamos engañándonos con la historia de que ya no existen las dos Españas o de que la transición todo lo lavó y purificó. Es inútil y además contraproducente. Lo estamos viendo. Contra las decisiones judiciales de Baltasar Garzón todo vale, venga de donde venga, que viene con fuerza desde los predios de esa derecha que no sabe, no quiere o no se atreve a independizarse de la herencia franquista. Todo son triquiñuelas jurídicas para negar la evidencia de la Historia y a lo mejor el más sano y bienintencionado sea precisamente el fiscal Zaragoza. Lo malo es que su recurso está sirviendo de base y de coartada a toda la operación neofranquista de impedir el definitivo ajuste de cuentas y el restablecimiento de la equidad y de la justicia. Lo que están haciendo es negar la evidencia con el pretexto de rigurosísimas interpretaciones del Derecho, un Derecho que siempre fue aplastado y violado por los que se levantaron contra la legalidad democrática con el golpe cívico-militar del 18 de julio y luego protagonizaron una guerra espantosa y una dictadura sangrienta de cuarenta años.

Al juez Garzón le están diciendo cosas que deberían avergonzarnos a todos los demócratas españoles, incluso a los que piensen que las tesis de aquél no tienen una firme base jurídica, que yo pienso que la tiene. Se dibuja muy bien estos días el mapa de las dos Españas, pese a que haya una franja confusa e intermedia, la de aquellos que en el fondo estarían de acuerdo con Garzón, pero que discrepan parcialmente por temores a no sé qué o por legítimas distancias interpretativas. La condena del franquismo y la necesidad de hacerlo judicialmente están por encima de todas esas interpretaciones, pues además me parece ridículo utilizar el argumento de que la legislación del tiempo de los crímenes no preveía su carácter de genocidio o de crímenes contra la Humanidad. Hombre, sería rara tal previsión en unas leyes fascistas y dictatoriales. Genocidio y crímenes contra la Humanidad, haberlos, húbolos. A partir de ahí, lo que la democracia no puede hacer es quedarse de brazos cruzados.

Pedro Calvo Hernando.

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