Cayetano González. El bocado de Navarra.


MADRID, 23 (OTR/PRESS) Navarra es una parte muy importante, constituye un bocado muy apetitoso para la ensoñación nacionalista, para esa Euskal Herria que concibió el fundador del PNV, Sabino Arana, y que estaría formada por los tres territorios de la actual Comunidad Autónoma Vasca -Alava, Vizcaya y Guipuzcoa- por las tres provincias del País Vasco Frances: Lapurdi, Zuberoa y la Baja Navarra y por la propia Comunidad Foral.

Por eso, la crisis surgida en las últimas semanas en la relación PP-UPN trasciende con mucho a lo que en otras circunstancias estaría limitado a una disputa entre dos formaciones políticas que decidieron establecer un pacto de colaboración hace diecisiete años. La crisis PP-UPN, caso de consumarse, afectaría directamente a la correlación de fuerzas en Navarra, porque el voto del centro-derecha se vería dividido entre dos siglas, lo cual -gracias al señor H»ont- debilitaría su presencia en el Parlamento Foral. Dicho de otra manera, si el PP decidiera presentarse en Navarra con sus propias siglas, la posibilidad de un gobierno del PSN con los nacionalistas agrupados en torno a «Nafarroa Bai» que apuestan claramente por la integración de Navarra en Euskadi sería algo más que una posibilidad.

Hace seis siglos, el Príncipe de Viana escogió como lema de su escudo de armas el «Utrimque roditur» (Por todas parte me roen). Y eso es lo que le sigue sucediendo en la actualidad a Navarra. En la transición política, los nacionalistas vascos no renunciaron fácilmente a que desde el primer momento ese territorio formara parte del País Vasco. Sólo la actitud firme del presidente Suárez, de su partido en Navarra, la UCD, lo impidieron, porque incluso el propio PSOE no lo tenía claro. Aun así se arbitró en la disposición transitoria cuarta de la Constitución Española de 1978 un sistema de incorporación a la Comunidad Autónoma Vasca si el Parlamento Foral y la mayoría de los navarros así lo decidieran. Un sistema que no se ha llegado a utilizar en estos treinta años porque, hoy por hoy, la inmensa mayoría de los navarros quieren que Navarra siga siendo foral y española, con todo el peso de quien ha sido Viejo Reino.

Pero los nacionalistas y ETA no van a renunciar así como así a algo que para ellos resulta esencial. De hecho, en las negociaciones que durante la pasada legislatura Zapatero mantuvo con la banda terrorista y en las reuniones del PSE con Batasuna, el futuro de Navarra estuvo encima de la mesa. Algo inadmisible desde el punto de vista democrático porque ningún gobierno ni ningún gobernante debe negociar con una banda terrorista o con quien les apoya el futuro de una parte de España. Por eso, tanto Mariano Rajoy como Miguel Sanz, PP y UPN, tienen que medir muy bien las consecuencias que a medio y largo plazo tendría una posible ruptura de sus relaciones. Sería abrir una puerta de acceso al poder, con todo lo que eso conlleva, a los que quieren que Navarra deje de ser Navarra y se integre en Euskadi.

Cayetano González

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído