MADRID, 24 (OTR/PRESS)
Se está destruyendo empleo. No sólo se pierden puestos de trabajo, también se pierden, crecientemente, oportunidades de situarse en la vida laboral, como consecuencia de la dura y duradera situación del mercado laboral. Así nos lo habían anunciado ya el jueves los altos cargos del Ministerio de Trabajo, -en concreto, Maravillas Rojo, secretaria de Estado de Empleo, y con esas mismas palabras: la situación que se plantea es muy difícil y muy dura , y hoy lo han confirmado los datos oficiales correspondientes al tercer trimestre. Hemos entrado, por consiguiente, en la fase más áspera de la crisis, la que supone la destrucción de empleo, o el aumento considerable de las cifras del paro y la paralela destrucción del empleo. Desde los sindicatos también se había advertido que a la situación dura se le añade otra consideración: que será duradera.
¿Cómo salir de este trance? Sostiene Pedro Solbes que la reducción de los precios del petroleo pudiera librarnos de la situación de recesión, o crecimiento negativo de la riqueza nacional. También cabe esperar algo de las medidas adoptadas, en nuestro país y en los restantes de la Europa ciomunitaria, para que los bancos puiedan disponer de fondos con los que empezar a atender las solicitudes de créditos que le puedan hacer pesqueñas y medias empresas y familias. Y el resto, tal vez los nuevos presuupestos pudieran aportar alguna facilidad, aunque la Oposición niega que esos grandes números que se están discutiendo en las cámaras legislativas tengan esa virtualidad. Al revés, insisten en que estamos ante una posibilidad despreciada de que así pudiera suceder, precisamente porque estos presupuestos, los quintos de Solbes y Zapatero, no se dedican afrontar los problemas sconómicos del momento, sino posiblemente los agravan ,manteniendo gastos inoperantes y a menudo superfluos.
¿Cómo afrontar una situación así de compleja y de dura y duradera? Pocos parecen tener soluciones a un problema de tal gravedad, ante el que muchas empresas están peleando para, sencillamente, sobrevivir, teniendo en cuenta que las perspectivas de mejora tampoco resultan halagüeñas: Solbes insiste en que dentro de un año, aproximadamente, poderemos ver los primeros signos del final del túnel, y resulta ser una de las voces de mayor optimismo. Otras autoriudades económicas y políticas posponen esa futura claridad para 2010 y hasta 2011. Y hasta ese momento, el paro, la reducción del consumo, las restricciones de gastos familiares… Y un mayor gasto del Estado en subsidios a los parados, lo que sitúa también en primer plano la confianza en el sistema de pensiones. Ahora se nos asegura que la continuidad de ese sistema, no se termina en 2015, como decían anteriores previsiones, sino hasta 2029. Pero incluso en este caso, se hace preciso recurrir a revisiones de cuotas y otras condiciones, para que esta fórmula del llamado «estado del bienestar» no sea vea también sucumbir como efecto de la mala coyuntura económica que vivimos.
José Cavero.
