Victoria Lafora – IU, perdida en su laberinto


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Llamazares se ha marchado este fin de semana, no ha querido ni esperar a la Asamblea General de Izquierda Unida en la que iba a ser degradado por sus propios compañeros. Ante los militantes de Asturias, que fueron los que le propusieron para el cargo en el año 2000, ha tirado la toalla, otro más, devorado por los resultados electorales y las luchas fratricidas que desde su creación están minando IU.

Esta coalición, alternativa electoral de la izquierda a la que recurrió el Partido Comunista cuando las siglas dejaron de tener el atractivo de antaño, se ha caracterizado por zamparse literalmente a los líderes que elige para dirigirla. Desde el pomposo Julio Anguita, que fue el que más perduró en el cargo porque junto al lirismo de su verbo mantenía una férrea disciplina interna y los conspiradores (que haberlos hubo) tuvieron que trabajar con mas tiento, hasta Francisco Frutos, a quien el despacho le duró un suspiro.

Llamazares ha resistido ocho años no sin revueltas internas; sobre todo de dirigentes del Partido Comunista, que siempre le vieron demasiado blando con el ejecutivo de Zapatero. Las críticas arreciaron la pasada legislatura, cuando frente a un Partido Popular decidido a convertir los temas de Estado en argumento de oposición, los diputados de Izquierda Unida, capitaneados por Llamazares, apoyaron incondicionalmente al Gobierno.

El voto útil y, según denuncian sus enemigos internos, el seguidismo del PSOE, le ha dejado completamente solo en el Congreso de los Diputados como representante de IU, porque el parlamentario con el que comparte grupo fue elegido en Cataluña por las listas de ICV-EV, que son primos hermanos, pero primos al fin.

Ha sido, y es, un brillante parlamentario. Hombre honesto, coherente y a quien las luchas internas de la coalición han puesto en situaciones comprometidas con sus propias convicciones. Ahora no quiere dejar el escaño. No quiere dejar la política porque de su profesión de médico no le queda ni la nostalgia.

La contradicción ética es que ya no representa a nadie más que a sí mismo porque los ciudadanos que eligieron la papeleta de Izquierda Unida estaban votando unas siglas y unas propuestas de programa que él ya no representa. Todo hace pensar, además, que su sucesor va a endurecer las propuestas de la formación mas hacia la izquierda teniendo en cuenta la situación de crisis económica, la ayuda a la Banca y los gravísimos datos de paro.

Le va a resultar muy difícil, por no decir imposible, a Gaspar Llamazares mantenerse sentado en su escaño sin nadie detrás.

Victoria Lafora.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído