José Cavero – Rajoy y Montilla «contra el poder»


MADRID, 26 (OTR/PRESS)

Es ya corriente que los diarios se reserven para sus ediciones dominicales las entrevistas «demás poste», y este domingo lo hacen de ese modo tanto La Razón como La Vanguardia con sus «correspondientes líderes de opinión» , Mariano Rajoy y José Montilla, respectivamente. Ambos tienen un curioso denominador común: su adversario común no es otro que el jefe del Gobierno, al que los dos reclaman… Es proverbial lo de «defenderse atacando». No hay mejor defensa que un buen ataque, dice el refranero. Y ya es característica corriente de Rajoy: cuando más severos han sido sus propios despistes o la estrategia llevada a cabo en las semanas anteriores, cabe esperar de él más duro ataque al adversario.

En este momento presente se habían vuelto a disparar sobre él las críticas de sus propios leales, que veían nuevos puntos débiles en su líder, incluso, en momentos teóricamente propicios: el severísimo traspiés del «coñazo» referido al Desfile Militar del Doce de Octubre; haber quedado fuera de cualquier «pacto» con Zapatero porque la Unión Europea determinó las políticas a seguir y de las que Zapatero se había valido para salir de su propio bloqueo; la falta de reacción ante el adversario-amigo, la UPN, que le dejaba descolocado, a su partido y a su liderazgo, en plena votación presupuestaria…

Demasiados puntos negativos en un momento en el que se podía sospechar que el peor parado era el jefe del Gobierno en tiempo de la más severa crisis económica imaginable. Por fortuna, Rajoy no salió malparado en el debate presupuestario mantenido con Solbes… Pero, evidentemente, le faltaba por manifestar su propio grito de triunfo, y eso es lo que hoy hace en el diario La Razón: El Gobierno no existe y es incapaz de hacer frente a la crisis, proclama, precisamente cuando el Gobierno se mueve en todas las instancias comunitarias y mundiales para participar en el futuro G-20, y cuando este Gobierno y los restantes de todo el Universo están buscando, a una, esa salida a la crisis que no es de nadie en particular, sino de todos por igual.

Rajoy regresa, en esta entrevista, con los tres ataques que ya practicó, y con notable éxito, durante los días del debate presupuestario: el Gobierno no termina de hacer gestos de austeridad, el Gobierno debería bajar impuestos, el Gobierno debería apoyar las inversiones productivas. Y se escuchan de fondo las respuestas de Solbes y las de muchos analistas de la cosa pública: austeridad sí, pero de todos los gestores públicos, no sólo de Magdalena Alvarez y Bibiana Aído, de inexplicable presencia en un Gobierno de la Nación. También de un alcalde como el de Madrid, que se ha decidido a subir un 12 por 100 el sueldo, o la de un Benach que se ha gastado una millonada «tuneando» su Audi-8 del parlamento catalán.

¿Bajar impuestos? ¿Y de dónde recaudaría el Estado para hacer inversiones productivas, en este tiempo de vacas flaquísimas? Inversiones productivas, claro, las que los Ministerios hacen en infraestructuras, los compromisos en AVEs, carreteras desdobladas… Naturalmente, hace Rajoy otras críticas no menos esperables, como que no ve sentido al futuro viaje el presidente a Cuba. O que aún no tenga fecha para la convocatoria de la mesa de reformas estructurales prometida por Zapatero. «Sólo me dijo que lo hará pronto». Y su propia satisfacción porque obtuvo resultados satisfactorios en su reclamación de transparencia y control sobre el plan de rescate financiero. Sale, asimismo, al paro a quienes criticaron aquel encuentro en la Moncloa: «No tuve la sensación de que la entrevista de la Moncloa fuera una encerrona. Pero sólo vi voluntad de acuerdo en materia financiera», afirma, poniendo en entredicho la buena voluntad del adversario en cuestiones como la reunión del Pacto de Toledo o la ya mencionada mesa sobre reformas estructurales.

En materia de pensiones-Pacto de Toledo, sostiene Rajoy que hay que adelantarse a los acontecimientos, y que no se puede ser cortoplacista como lo hace el Gobierno… Y la defensa final de su propia hiperactividad de líder: «Desde el verano no he tenido libre ningún fin de semana». Y el que pudo haber tenido, le «colocaron» el coñazo del desfile…

Desde hace tiempo, no puede haber entrevista con el presidente de la Generalitat, José Montilla, en la que la financiación de la autonomía catalana no sea asunto central. Esta de este domingo en La Vanguardia tampoco escapa a esa necesidad: No nos podemos permitir empezar el año sin tener un pacto de financiación», empieza colocando fechas…, que ya debería haberse hecho en agosto. «Estamos negociando y espero que lleguemos pronto a un acuerdo», dice, y zanja la cuestión. Lo proclama después de haber asegurado que «cuando negocio con Zapatero no somos del mismo partido».

Luego, el molt honorable lanza sus propias puyas a su antecesor: «Este Govern ha inaugurado más kilómetros de vías libres de peaje que Pujol en 23 años. Este Govern está haciendo la conexión entre el Ter y el Llobregat», dice sobre grandes infraestructuras siempre pendientes o de crítica permanente para los ciudadanos. Este Montilla se muestra satisfecho porque ha hecho llamamientos al optimismo y porque ha superado anteriores momentos de dificultad, y los de ahora son de todos, aunque «nadie nos va a regalar nada».

La entrevista se realiza en la primera mitad del mandato de Montilla, y el balance resulta satisfactorio, salvo por la situación económica, que sobrepasa la acción del Gobierno: «El desarrollo del Estatut», dice, «podría ir más rápido, pero se han hecho grandes avances. Preparamos la base de un cambio de modelo productivo», dice sin especificar en qué consiste ese cambio. Montilla, en esta amplia conversación, «de amplio espectro», se refiere a las desalinizadoras, a la reforma educativa, a la ley de dependencia, a su plena satisfacción por las actuaciones en servicios sociales y vivienda, a la presión fiscal, al endeudamiento de la Generalitat, los presupuestos del Estado y el apoyo del PSC, el sector automovilista en Cataluña, la fusión de cajas catalanas…

Hasta de su comportamiento como ciudadano doméstico: «También compramos marcas blancas; no sacaría buena nota en la conciliación familiar, porque comparto pocas tareas domésticas», confiesa el molt honorable. Pero ninguna referencia al Audi tuneado por el presidente del Parlament de Cataluña, Benach, de quien dice el mismo diario que piensa que «es el Parlament el que debe dar explicaciones sobre su coche oficial», su ya muy famoso Audi-limousina, con televisor, mesa de madera y reposapiés…

José Cavero.

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