José Luis Gómez – A vueltas con España – La crisis real


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Desde que existe el capitalismo, es decir, desde que el mundo adquirió cierto desarrollo, las crisis cíclicas de la economía, tanto en España como en otros países, derivaron en crisis financieras, pero no al revés. Es la primera vez que el mundo asiste a una crisis provocada por el sector financiero sin que la llamada economía real registrase previamente problemas graves. De hecho, el conjunto de la economía mundial estaba creciendo y los casos de desaceleración se reducían a Europa y Estados Unidos. Por desgracia, la influencia de la crisis financiera sigue contaminando casi todas las economías y así continuarán las cosas durante un tiempo en el que, además, se irán añadiendo las consecuencias de la crisis en las empresas, no ya sólo inmobiliarias, sino de muy diferentes sectores, apenas con excepciones, como las actividades ligadas a Internet.

La consecuencia de una crisis financiera es que la gente pierde parte de su dinero o todo, si ha invertido con excesivo riesgo. El problema de la economía real es que deja a la gente sin trabajo, lo cual parece todavía peor. Ambas cosas están sucediendo en España, un país que tenía sus puntos fuertes en la construcción, el consumo interno y el turismo, y que también era capaz de mantener una cierta producción industrial, más orientada al mercado doméstico que a la exportación, debido a sus problemas de competitividad, de ahí el tradicional déficit comercial español.

Menos el turismo, que aguanta como mejor puede, consciente de que es el petróleo de España, casi todo lo demás tiene problemas, de ahí que el paro se siga disparando en infinidad de actividades, hasta elevar la cifra oficial de desempleados a 2,6 millones de personas, que se dice pronto, pero que detrás esconde el drama de mucha gente: cerca de 650.000 hogares tienen a todos sus miembros en el paro. Lamentablemente, las cosas no van a mejorar de inmediato, ya que para ello tendríamos que estar hablando de inversión, y ni siquiera hay financiación. De entrada, falta todavía que se cierre la crisis de la construcción, que llegará cuando se terminen las 600.000 viviendas que se están acabando. A partir de ahí, si las restricciones financieras remiten un poco, habrá que ir pensando en la remontada, que costará mucho esfuerzo. Se impone ser realista.

José Luis Gómez.

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