José Cavero – UPN sanciona a Cervera y Del Burgo


MADRID, 28 (OTR/PRESS)

La controversia suscitada en los durante 17 años socios del mismo pacto, PP y UPN, parece lejos de haber cesado. Acaba de tener un nuevo capítulo que no ayudará, precisamente, a aplacar la tirantez, sino más bien al contrario: María Dolores de Cospedal había advertido que sería improcedente que se produjeran sanciones, en UPN, a los «díscolos» que no quisieron seguir las iniciativas de UPN y que se situaron preferentemente al lado del PP. Es el caso de Santiago Cervera y de Jaime Ignacio del Burgo. El partido de Miguel Sanz ha dejado claro, con estas sanciones, que el probable divorcio con su socio PP tiene muy difícil o ya imposible marcha atrás, por más que desde el PP se hubieran hecho esfuerzos para aplacar tensiones y reducir la rencilla suscitada por el alineamiento del grupo de UPN a los presupuestos socialistas.

La tensión ha ido en aumento, tanto en delaraciones como en hechos, y ya pocos confían en que pueda resolverse la tensión. Todo indica que el PP no tebndrá más remedio que poner en marcha su propio partido en Navarra, con la aspiración de llegar a tener grupo parlamentario propio en el Parlamento navarro. Dos tareas que, a simple vista, no resultarán fáciles al PP, aunque ya tenga dos dirigentes dispuestos para acometer el encargo, los dos sancionados Cervera y Del Burgo, que se han distinguido por situarse con el PP en este enfrentamiento con «su» partido navarro.

Las sanciones contra Cervera y Del Burgo son graves: se suspende la militancia de ambos personajes. Y en lo que se refiere a Cervera, además, deja de ser represebntante de UPN en el Grupo Popular, donde ejercía como portavoz adjunto. También cesa como miembro del comité ejecutivo del PP en representación de UPN. En su lugar, es designado Carlos Salvador, el otro de los dos diputados de UPN que, al contrario que Cervera, se situó de manera permanente con Sanz, en esta pelea. ¿Cabe ir más lejos? Sí, la ruptura total, que ya parece inevitable. Las relaciones de hermandad que han mantenido PP y UPN, de momento, están radicalmente suspendidas, y probablemente sin posible marcha atrás.

En el PP, a todo el agravio, se le añade un grado más de enfado: el hecho de que todas las iniciativas las haya adoptado UPN y no se haya estado «a la altura de la ofensa». Ha habido amenazas, advertencias, avisos, pero todo lo ha decidido la Unión del Pueblo Navarro de Miguel Sanz, y al PP sólo le ha correspondido «asumir y tragar» la más amarga medicina. Las advertencias del PP de que rompería la relación no se han traducido en nada, y eso es probable que deteriore la imagen de Rajoy y de su secretaria Cospedal, ambos muy escasamente firmes y severos con «los díscolos navarros».

Al PP es seguro que les ha detenido en su deseo de resultar más drástico con UPN la cada vez más inevitable tarea de poner en marcha su propio partido navarro, partir de cero en su deseo de tener representación «fiel» y sólida en todas las provincias españolas. No resulta fácil, lo saben, arrancar de cero, y mucho menos donde otra fuerza política, como es UPN, está profundamente enraizada y «trabajará» al mismo electorado conservador. Con Cervera y Del Burgo tienen dos elementos «de partida», pero no bastan dos líderes para abrir sede nueva…

José Cavero.

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