MADRID, 29 (OTR/PRESS)
Dice Mariano Rajoy, para dar fe de su autoridad -cuestionada de nuevo tras el anunciado divorcio con UPN- que el todavía se viste por los pies, utilizando una expresión antigua y rancia, pero que en este país todo el mundo entiende. Dicen algunos de los suyos que lo importante en política no es cómo se viste uno, ni las manías particulares de cada cual a la hora de acicalarse. Lo importante es encontrar el traje a la medida y que, al meterse dentro, uno se encuentre tan cómodo como si fuera su segunda piel, porque si las costuras estallan los remiendos no sirven.
El líder del PP ha hecho lo que debía… El problema, como casi siempre le ocurre, es que no ha calculado los tiempos. Y en esto hay opiniones dentro del PP para todos los gustos. Unos creen que «tragado» demasiado con la traición de Sanz y otros que -una vez consumada la deslealtad del navarro en el debate de los presupuestos- se ha precipitado dando el puñetazo en la mesa.
Ahora la incógnita es quién gana y quién pierde en el divorcio. De entrada la parte del león es para los socialistas que, no necesitando los votos de UPN para sacar adelante las cuentas del Estado, han conseguido matar dos pájaros de un tiro: rompen un acuerdo que le ha sido fructífero a sus adversarios desde 1991, ponen en el disparadero el liderazgo de Rajoy y se presentan como el símbolo de la unidad sin fisuras de cara a las próximas elecciones autonómicas.
Para UPN la imagen de un presidente como Miguel Sanz amarrado a su sillón, mirándose obsesivamente al ombligo y dispuesto a conservarlo a toda costa no es ni mucho menos un buen aval de cara a las urnas y en cuanto al PP aún es una incógnita que puede ocurrir si es capaz de consolidar su propia marca electoral pero el panorama es complicado. Esta factura tiene un coste elevado para ambos pero posiblemente sean los populares los más perjudicados.
Sea como fuere y con tres citas electorales por delante: las elecciones gallegas, vascas y europeas, Mariano Rajoy debe de tener claro cuál es el traje que le va a su partido a la medida, porque de momento las costuras del actual le están empezando a estallar y por esas partes pudendas que uno siempre debe bien protegidas y reforzadas.
Esther Esteban.
