Por un puñado de dólares


MADRID, (ABC)

Aquí hay muchos que se han echado las manos a la cabeza y hoy mismo, en el bullicio de las tertulias radiofónicas mañaneras, seguro que más de uno ha pontificado que el asunto ratifica la tesis de que Estados Unidos es un país donde lo único que cuenta es el dinero.

Barack Obama, cuyos partidarios no cesan de hacerle donaciones y ha recolectado casi el doble que John McCain, se ha permitido el lujo de comprar un espacio de media hora en tres de las principales cadenas de televisión -Fox, CBS y NBC-, para emitir un mensaje electoral.

La broma le ha costado la friolera de tres millones de dólares, a los que hay que sumar otro, porque también alquiló tiempo en Univisión, para dirigirse en «primer time» a los votantes hispanos.

Esta madrugada, a esa hora en que los españoles dormimos y los norteamericanos miran la pantalla después de cenar, el candidato demócrata y gran favorito en la carrera hacia la Casa Blanca, se ha dado el gustazo de dirigirse a los indecisos y reiterarles -sin interrupciones, sin periodistas molestos y maquillado como una estrella de Hollywood-, que él es la clave para que haya «un cambio real y verdadero que haga diferentes sus vidas».

A los republicanos, que todavía confían en que dentro de cinco días ocurra un milagro, el show de Obama les ha sentado a cuerno quemado. A mí, que cubrí en directo la esplendorosa victoria de Reagan sobre Mondale y el turbio recuento de Florida que permitió a Bush imponerse a Al Gore, me parece estupendo.

Aunque por estos lares abundan los indocumentados convencidos de que la política norteamericana es un apestoso cóctel de «Dallas», «Miami Vice» y Walt Disney, hay un montón de aspectos en los que Estados Unidos nos da sopas con onda.

Allí, por ejemplo, ni partidos ni sindicatos viven a expensas del erario público. Tampoco acumulan deudas multimillonarias con los bancos, que ni pagan ni piensan pagar.

Los 600 millones recaudados por Obama y los 300 de McCain proceden de particulares, que por ley sólo pueden donar 2.300 dólares cada uno. Casi como aquí, donde los políticos, sin diferencias de pelaje, viven a cuenta del contribuyente.

ALFONSO ROJO

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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