Agustín Jiménez – Alarma en el papel higiénico


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Una de las primeras cosas que el nuevo presidente norteamericano deberia explicar es por qué el consumo del papel higiénico se ha puesto a bajar. El dato se ha dado a conocer en Inglaterra y nadie se lo explica. ¿Comen menos los consumidores con la crisis? ¿Consideran un lujo de una intimidad excesiva ese material sobre cuya aplicacion se rodaban tantos anuncios con niños y perritos? Si, como desea la oposicion, la recesion se prolonga, iremos descubriendo otros elementos básicos de nuestra sociedad ¿Qué es importante?, ¿qué sirve solo para fardar?, ¿Cómo son los ingleses en su retrete? Cosas asi.

Cualesquiera que sean las cualidades reales del nuevo presidente -se nos seca la lengua hablando de «economia real»: podriamos empezar a discutir de «cualidades reales»- el espectáculo electoral ha sido un éxito completo. Aún cuando hacen pésimas películas, los americanos las venden con autoridad. Pero nunca una historia de Hollywood habia creado tantas colas en taquilla. El mortal que próximamente se mudara a la Casa Blanca para cambiar la tapiceria y – esperemos que desde el primer dia – disfrutar de los sedosos rollos de papel higienico que alli sirven -, asciende al primer puesto jerárquico del planeta porque ha conseguido fabricarse la buena imagen. Hace falta mucho guionista de talento para eso.

El candidato Mc Cain venia anunciado por un trailer en que se le veia superviviente de una batalla de aviadores, prisionero de una siniestra carcel oriental, sufriendo torturas inconfesables de gente que odiaba la libertad, aguantando el tipo con entereza y sin delatar a nadie, negándose a su liberacion si no liberaban a la vez a sus tristes compañeros de infortunio. Mc Cain parece un tipo muy bajito, pero, si lo miramos bien, resulta que es Rambo. Y encima ha tenido el acierto de equilibrar su tremenda virilidad con una mujer de bandera en los dos sentidos de la palabra, una «mujer real» capaz de encender fuego en Alaska, y que solo a los malintencionados les recuerda la psicoanalista de Tony Soprano.

Su opositor en la carrera no le ha ido a la zaga. Es verdad que ha hecho tándem con un eventual vicepresidente particularmente soso – aunque tampoco Obama parece un tipo divertido – pero, para equilibrar los cliches que propician los mejores actores dramáticos de color (el último ha sido Mandela, que no solo sufrió como McCain sino que tambien baila vestido con camisas de colores), se ha construido un papel de negro serio, americano pero intercultural, teorizador sin ser beato, una especie de Al Gore bis, sin sus kilos ni sus carrillos sajones o, si preferimos, una especie de Lutero King laico. La inteligencia de Obama ha vuelto locos a sus contrarios, como el abogado listo que hemos visto en tantas peliculas. Y, si no contaba con el glamour de la Palin, ha tenido la genialidad de hacer campaña con un elemento mas profundo y mucho mas sutil: su maravillosa abuela, que renunció a todo por él y por su hermana (segun confesaba la semana pasada a la CNN) y que solo se murió para permitirle ir a su funeral cuando fuera presidente.

Sería injusto que cualquiera de estos dos pedazos de actor se viera obligado a reducir su consumo de papel higiénico. Pero la última prueba de la valía del señor que colocará sus posaderas en el sillón central del despacho oval, será explicar porque otros terráqueos han reducido su consumo del preciado material.

Agustín Jiménez.

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