José Cavero – La singular guerra afgana


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Es una de las herencias que deja tras de sí el presidente Bush, ya en fase de retirada, pero en la que ha logrado comprometer a la ONU y a los soldados de la OTAN; por igual, con el argumento de que se juega la civilización occidental, frente al talibanismo, que viene a ser la expresión más despreciable de la intolerancia y violencia de los musulmanes que prepararon y ejecutaron la destrucción de las Torres Gemelas de Nueva York, con el apoyo del siempre buscado y desaparecido Osama Ben Laden.

En los últimos tiempos, los talibanes han extendido su hostigamiento a todo el país, y ya no hay zonas más o menos seguras. El nuevo presidente electo Obama hereda esa situación indeseable en un Afganistán en el que, según se nos ha venido relatando e insistiendo, los talibanes se crecen, incluso han mejorado en material, en táctica y en preparación, y han cambiado los atentados con minas por ataques directos, bombas o soldados suicidas…

De manera que la seguridad de las casi sesenta mil tropas de una veintena de países se ven ante dificultades crecientes. Incluso ha aumentado la producción del opio, la droga nacional. En esa situación, la opinión pública española se enfrenta al nuevo episodio de esta guerra singular en la que los talibanes radicales pelean contra las tropas de Occidente, en un escenario de muy difícil control.

Las posiciones políticas en nuestro país son tan radicalmente encontradas: mientras se sospecha que el gobierno de Zapatero, atendiendo a las presiones de la OTAN, aceptará el envío de más tropas, -ahora mismo son 778 soldados de los casi tres mil enviados a puntos críticos del globo- acaso hasta los mil soldados. En cambio, desde Izquierda Unida, Gaspar Llamazares insiste en la necesidad de que esos ochocientos soldados españoles abandonen cuanto antes ese avispero que ya nos ha costado demasiadas víctimas mortales, 87 en total, empezando por el desgraciado vuelo del Yakovlev, que costó 62… Esta vez, nuevamente, se ha comprobado que las tropas españolas alcanzadas pr el ataque talibán no disponía de los nuevos blindados antiexplosivos…

¿Qué hará nmuestro país, en esta coyuntura? Como hemos dicho, hay visiones y planteamientos muy opuestos sobre el particular. En todo caso, parece urgente que se reflexione sobre la estrategia política y militar seguida y a continuar contra los talibanes, en esta «guerra de creencias y de civilizaciones». Carme Chacón, que ha volado con presteza «al lugar del crimen», insiste en que el Eejército español está en Afganistán también por nuestra seguridad. No hay duda de que nuestras tropas están en una misión de alto riesgo. ¿Aumentarán los efectivos españoles?

El ministro Moratinos declara hoy mismo al diario El Mundo que el Gobierno no tiene pensado aumentar el contibngente español en Afganistán, pero «podemos colaborar de otra manera». En cambio, asegura El Periódico de Cataluña que «Zapatero rpevé enviar más tropas antes de que se lo pida Obama», y alega que los compromisos de España en el mundo crecen con la crisis y el cambio en Washington. Se señala, de otra parte, el auncio y la promesa que ha efectuado Obama, de una nueva estrategia y diez mil soldados más. Posiblemente algunos de ellos sean españoles…

En todo caso, el debate en el Congreso está garantizado. Hay un compromiso del Gobierno de discutir cualquier ampliación de efectivos que viajen a misiones en el extranjero, y en este trance se ha de ver la nueva fase de colaboración del Giobierno socialista con el nuevo presidente norteamericano.

José Cavero.

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