Fernando Jáuregui – Un aplauso para Mariano Rajoy


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

A veces, en medio de la inmensa ola de insensatez que anega la cubierta de nuestro barco, uno tiene la sensación de estarse quedando solo en el elogio -profesión del periodista es también elogiar cuando cree que toca- a Mariano Rajoy. Cegado por la incomprensión de los «duros» de su partido, que se fijan más en su escasa aceptación en las encuestas del CIS que en la trayectoria global del PP, ahogado por las descalificaciones injustas del «número dos» del PSOE, José Blanco, atenazado por las muchas cosas que desde la oposición se podrían decir y no se dicen en atención a los momentos de angustia internacional y nacional que vivimos, Rajoy tiene que navegar en aguas muy, muy turbulentas. En él está, al menos ahora, primando el estadista sobre el hombre de partido, el político con mayúscula sobre el marrullero.

Van a por él, y puede que lo consigan, aunque yo sigo apostando por que será él el candidato, al final, frente a un Zapatero desgastado por el ejercicio del poder en tiempos de aflicción, o frente a quien ZP designe como su sucesor/a. Rajoy tiene la virtud, o el defecto, de no mover un pelo cuando sopla el huracán: mantiene su mensaje, apoya a su rival cuando a este le toca brillar en Washington -aunque el brillo vaya a ser efímero, brillo va a ser en su cuarto de hora de protagonismo- y persiste en su línea de crítica con sordina.

Quizá algunos extremistas mediáticos, atizados desde la sombra por los «críticos» del PP a su propio líder, deberían practicar algo de esta mesura. Aunque ya digo que a veces resulta difícil contenerse ante el espectáculo de derroche en algunas autonomías -pero aquí, ¿quién tira la primera piedra?- y ante la desfachatez de algunas manifestaciones que nacen ya como mentiras; véanse, si no, esas declaraciones inoportunas de José Blanco, que lleva una temporada particularmente desacertado, asegurando que España no enviará más tropas a Afganistán. NI a él le tocaba hacerlas -no es quién- ni, lamentablemente, son verdad: si Obama (perdón: la OTAN) lo pide, naturalmente que mandaremos más soldados al terrible remedo de país. Ya hay algún medio que empieza a informar hasta sobre cuántos soldados más enviaremos…

Rajoy, espléndidamente situado para lo que viene, tiene que apechugar con la crisis económica, que a este paso parece que le va a perjudicar a él más que a Zapatero, tiene que afrontar declaraciones tan injustas como esas de Blanco asegurando que el líder del PP se hubiese alegrado de que Zapatero no fuese finalmente invitado a la «cumbre» del sábado en Washington -nada de esto le hemos oído a Rajoy- y tiene que tragarse que el Parlamento apruebe unos Presupuestos que el PP, lleno en esto de razón, dice que son imposibles de cumplir. Todo va contra la evidencia, y es de temer que Rajoy, que pasaba por allí con paso -demasiado- tranquilo, acabe pagando los platos rotos. Incluso en su imperturbabilidad, a veces revestida de un deje de pereza, resulta un espectáculo que a veces dan ganas de aplaudir… Si no fuese por el punto patético.

Fernando Jáuregui.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído