MADRID, 13 (OTR/PRESS)
Dijo unas cosas de gran interés, la presidenta de la Comunidad de Madrid, en el programa de Televisión Española 59 segundos. Por ejemplo, que pensó seriamente que creyó que Rajoy dimitiría tras la derrota del PP en las eleccines, o que optará a la reelección como presidenta de la Comunidad en 2011, o que está convencida de que unas elecciones anticipadas por causa de la crisis conducirá a Rajoy presidir el Gobierno y a Gallardón a formar parte de él… Supone Aguirre que la crisis planteará a Zapatero la factura de tener que plantear unas elecciones anticipadas… De Gallardón dice también que no será el designado para encabezar la candidatura del PP a las elecciones europeas…
Ciertamente, tiene un mérito la presidenta: resiste las preguntas menos bonancibles, se enfrenta a todas, y mantiene su relación de amigos y enemigos, en su propio partido o en el PSOE, por igual. Y luego, sigue sin perder la oportunidad de proclamar su liberalismo a ultranza, por complejas que sean sus actuaciones concretas. No hay duda de que le encanta ser centro de atención en los medios informativos, y que el formato televisivo «le puede» y vence a cualquier propósito de autocontrol.
Tiene habilidad para sortear preguntas incómodas, pero finalmente cede y confiesa «lo inconfesable», como su rivalidad con sus amigos-adversarios Rajoy y Gallardón. Una y otra vez fue impulsada a decir si discrepaba o apoyaba la política de Oposición de su líder Rajoy. Finalmente, justificó que la oposición del PP esté apoyando al Gobierno en las medidas contra la crisis económica.
Esperanza Aguirre había sugerido hace algunos meses que estaba dudando sobre la conveniencia de presentar su candidatura a una nueva reelección a la presidencia. Ya ha despejado tal duda, y una vez que en las últimas semanas ha aparecido un candidato socialista que quiere discutirle el cargo, la presidenta anuncia su propósito de no ceder de antemano ese cargo. De manera que se presentará a las elecciones de 2011, un año que para ella es también crucial porque aspira a que su partido, el PP, vuelva a celebrar un Congreso nacional en el que Rajoy pudiera ver ratificada, o desechada, su candidatura a la presidencia del Gobierno.
¿Son compatibles los dos propósitos, para sí misma y para el PP? No hay duda, en todo caso, de que la política «de Madrid» tiene un notable grado de morbo, que Esperanza Aguirre colabora a mantener e incrementar… Eso se viene comprobando en la que ha venido denominándose «pelea por el control de Caja Madrid». La presidenta sostiene que en sus cinco años de presidencia, nunca ha interferido en la institución, que es absolutamente independiente. Pero también niega que exista el menor enfrentamiento con su amigo-adversario, el alcalde Gallardón… E insiste en la conveniencia de que la sanidad de la Comunidad sea pùblica y privada al mismo tiempo.
Por otra parte, no duda Aguirre en proclamar que «la guerra de Afganistán, por desgracia, es necesaria», o que le hubiera gustado que McCain hubiera ganado las elecciones americanas, pero se consuela, al proclamar que «al final han vencido los principios republicanos».
Por cierto, que Esperaza Aguirre hace una «valiosa aportación» al diccionario de términos políticos: Ha inventado la que llama «Sarkosilla», o silla que Sarkozy cede para que Zapatero tenga asiento en el G-20 del sábado en Washington.
José Cavero.
