Hillary no vale


MADRID, (ABC)

Para qué nos vamos a engañar: Hillary Clinton no vale.
Como abogada es formidable y en su carrera hacia la Casa Blanca demostró que tiene capacidad, resistencia y coraje para luchar por lo que considera suyo, pero sería un desastre como secretaria de Estado.

Aquí han echado las campanas al vuelo y en cuanto saltó el rumor de que Obama pensaba en ella para el cargo, los mismos que se habrían derretido de gusto si la hubiera elegido para la vicepresidencia, se pusieron a aplaudir, convencidos de que colocar una mujer en un puesto de alta responsabilidad es bueno en sí mismo.

Pues no. Tras ocho años de George W. Bush, en los que la imagen internacional de Estados Unidos se ha erosionado de forma dramática, lo que necesita Obama en el Departamento de Estado es un diplomático fino e inteligente que aplique su política exterior. No alguien que esté de vuelta, crea que ya lo sabe todo y le imponga una agenda.

No se puede pasar por alto que en esa función, en las botas que un día calzaron gigantes como George Marshall o Henry Kissinger, han estado féminas del talento de Madeleine Albright o Condoleezza Rice. No da la impresión de que el «factor femenino» sea determinante en el escenario mundial.

Lo importante, una vez barridos los confetis y pinchados los globos, es la percepción de que Obama se enfrenta a una tarea titánica. El penoso espectáculo de los grandes fabricantes de automóviles suplicando ayer en el Congreso que les inyecten 25.000 millones para no quebrar, es sólo un botón de muestra de la magnitud de la crisis económica y de lo complicado que será para Obama frenar el empobrecimiento de la clase media norteamericana.

Por mucho que suspiren Zapatero, Blanco y Pajín, y a la vista de la que le está cayendo en casa, no es previsible que la política exterior se convierta en una de las prioridades del nuevo presidente.

Lo más visible e inmediato será una vuelta prudente al «multilateralismo» y para eso, créanme, quien más nos conviene en el Departamento de Estado es Bill Richardson. Ha sido embajador en la ONU, habla perfectamente español y encima es hijo de asturiana.

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Autor

Alfonso Rojo

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital, abogado y periodista, trabajó como corresponsal de guerra durante más de tres décadas.

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