José Cavero (1) – Lukoil, la inversión sin inversores


MADRID, 22 (OTR/PRESS)

A estas alturas de la «película» de la entrada en el capital de Repsol por el «gigante» petrolero ruso Lukoil, todo parece ya hecho y a punto de tener la obligada referencia en sus correspondientes detalles «menores»: el presidente de Repsol seguirá siendo un español, probablemente Antoni Brufau, la sede es probable que siga estando en Madrid, y, en lo que han abundando y coincidido distintas informaciones en las últimas horas, parece probable que «los nuevos dueños», los rusos de Putin, podrían estar a punto de cerrar «el negocio de su vida»: Una compra venta en la que pudiera no moverse de manos de un solo euro.

Nos cuenta «ABC» que Lukoil negocia con los bancos asumir la deuda de Sacyr para entrar en Repsol, indica «El País» que la petrolera rusa asumiría un crédito de 5.200 millones, sostiene «El Mundo» que Lukoil se hará con Repsol sin tan siquiera invertir un euro, y que La Caixa está dispuesta a financiar la compra del 29,9 por 100 sin más garantía que las acciones de la petrolera española.

Unicamente en «La Vanguardia» se asegura que Lukoil ofrece nueve mil millones por el 30 por 100 de Repsol, y que la compra está pendiente del pacto con los acreedores de Sacyr que vende un 20 por 100. Este diario sí señala, sin embargo, de dónde podría sacar ese dinero la petrolera moscovita: La opción que parece tener más posibilidades es que Lukoil subrogue el crédito que los bancos dieron a Sacyr…

En «Público», a su vez, se cuenta que los acreedores de Sacyr, encabezados por el Santander de Botín, no ven otra solución que prestar dinero a los rusos, y que para cerrar el acuerdo, las entidades exigen que los créditos sean respaldados con activos de alta calidad.

De todos modos, la llegada de la petrolera rusa parece que nos viene a salvar a los españoles de un pésimo negocio, que es el que venía tratando de realizar la Sacyr de Luis de Rivero: tenía la pretensión de vender a la Sepi -al Estado español- ese paquete de sus acciones al precio por el que la propia constructora los había comprado. Dicho de otro modo, Del Rivero pretendía que los españoles en su conjunto le pagaran su pésimo negocio, como si los mercados no se hubieran derrumbado en los últimos meses y hubieran tirado por tierra el valor original de sus acciones.

Por fortuna para sus compatriotas, el Rivero amigo de Sebastián y de Zapatero ha hallado, finalmente, quien le pague su pésimo negocio y su inconveniente diversificación de su negocio: para ganar más y más, este don Luis de nuestro tiempo, se mantuvo en el ladrillo provechoso, pero también quiso estar en la «inversión estratégica del petróleo», y gracias a la práctica del apalancamiento bancario obtuvo créditos bancarios para situarse en Repsol como primer accionista.

Cuando se ha visto urgido por la necesidad de devolver intereses y capital, ha buscado remedio en sus amigos del Gobierno, que en su día le facilitaron que tuviera acceso a aquellos amplísimos créditos de los que pensó que se vería liberado por el antiguo buen negocio inmobiliario. Pero ya casi nada es como fue, por virtud de la crisis. Ahora, reza a todos los santos rusos para que Brufau, Fainé, Sebastián y Zapatero le saquen del atolladero. Y por si le faltaba alguna indisposición más, ahí tenemos «el regreso de Cascos», otro enemigo declarado del dueño de Sacyr…

José Cavero.

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