MADRID, 27 (OTR/PRESS)
Todas las crónicas que han relatado los sucesos de Bombay, en uno de cuyos hoteles los terroristas «coincidieron» con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, todas recuerdan que ya en otra ocasión estuvo en gravísimo riesgo, cuando viajaba en un helicóptero acompañado del presidente del PP, Mariano Rajoy. Aguirre llegaba a la India después de haber intervenido, con José María Aznar, en el congreso de las Nuevas Generaciones del PP, y cuando dejaba tras de sí la polvareda de sus críticas a la dirección del PP. Y habría de regresar con la mayor urgencia a Madrid esta misma madrugada del jueves, y el lunes próximo tendrá una comparecencia pública, para presentar el libro que recoge las entrevistas de Sáenz de Buruaga en TeleMadrid, con Ansón, Aznar, Anguita, Boadella, Bono, Botella, Díez, Sabino, Múgica, Rato, San Gil, Dragó, Savater, Ussía…, relación en la que llama la atención, si acaso, la ausencia de la propia Esperanza Aguirre, siempre muy requerida por los medios informativos, como recientemente sucedía con el espacio 59 segundos de TVE.
Pues bien, algunos prefieren recordar, en efecto, la buena suerte o la baraka de la presidenta madrileña, también muy a menudo «en el filo de la navaja» política por razón de su indiscutible vocación y ambición política. Tambiébn esta vez, por fortuna, Esperanza Aguirre ha podido relatar con detalle sus propios miedos de Bombay, este miércoles, cuando visitaba la ciudad india al frente de una delegación de empresarios madrileños decididos a hacer buenos negocios en este importante país emergente de crecimientos espectacular pese a la crisis internacional.
El relato que nos han efectuado los enviados especiales señalan que la presidenta de Madrid se tiró al suelo, se refugió detrás del mostrador de la recepción del hotel Oberoi, donde la delegación española de empresarios y eurodiputados se estaba registrando, y desde ese lugar escuchó silbar las balas. Esperanza Aguirre y el alcalde de Majadahonda, Narciso de Foxá, escaparon seguidamente, a gatas, hacia las cocinas del hotel, y finalmente, huyeron a un edificio cercano, donde ya los rescató un vehículo que hubo de sortear las carreteras cortadas, antes de conseguir acceder al avión que le había ofrecido el ministro del interior, Pèrez Rubalcaba.
De nuevo, en otra versión de los hechos, se asegura que Aguirre también hubo de salir a gatas del hotel para refugiarse en el malecón, frente al hotel del que había escapado. A esa hora, el hotel seguía registrando explosiones y algún foco de fuego…
Definitivamente, Esperanza Aguirre tampoco podrá olvidar esas horas de la ciudad india de Bombay, cuando se disponía a salir del hotel para cenar con sus invitados al viaje, ya en su última jornada de estancia en la India. Algunos de los colaboradores de la presidenta ya han relatado que lo pasaron muy mal, y que temieron lo peor, como consecuencia del ataque terrorista que se producía en su hotel. «Hay bombas por todos lados», relataba, a su vez, el presidente de los empresarios madrileños, Arturo Fernández, quien no dudaba en relatar que «las pasamos canutas». Y en boca de Aguirre se ponen sus expresivas frases: «Qué barbaridad, qué barbaridad. Lo que está pasando. Hay que salir de aquí o éstos nos acribillan. Las balas silbaban por encima de mi cabeza».
José Cavero.
