Documentos – Isaías Lafuente


MADRID, 2 (OTR/PRESS)

El diario EL País ha publicado documentos que demuestran que el gobierno de José María Aznar fue informado y aceptó que nuestro país fuera lugar de escala de los infames vuelos con origen o destino al limbo de Guantánamo. De esos documentos se desprende, además, que no puso ninguna objeción a la naturaleza de esos traslados ilegales. Los papeles evidencian sin embargo el celo para sugerir que los aterrizajes se hicieran en aeropuertos «discretos» y para planificar una respuesta que maquillase la situación en caso de que la información trascendiese a los medios de comunicación.

Las grandes revelaciones periodísticas se consiguen gracias a los testimonios de fuentes fidedignas o por el logro de documentos que prueben el hecho que se hace público. Este es el caso. El diario no sólo cuenta lo que cuenta, sino que ha publicado los documentos que prueban lo que se publica. Sorprende que la primera reacción de la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáez de Santamaría, haya sido la de decir que «desconocía si el informe existe y en qué términos fue redactado», poniendo en cuarentena la «veracidad» de lo desvelado.

De todas las dudas que suscita este asunto la existencia de los documentos y su veracidad son lo único incuestionable. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha optado por otra vía de escape: la denuncia de una filtración interesada del gobierno que sirve como cortina de humo para tapar la crisis. Dado que fue Cospedal quien señaló hace unas semanas la existencia en su partido de «cobardes anónimos que reman en contra» es raro que ni siquiera considere que la fuente de la información pueda estar dentro de sus filas en donde siguen muy vivos sectores que cuestionan el liderazgo de Mariano Rajoy que, por cierto, era vicepresidente del gobierno que autorizó las escalas y aún no ha abierto la boca.

En el otro lado, el gobierno actual dice no conocer la existencia de estos documentos comprometedores y denuncia que sus predecesores no informaron de su existencia en el traspaso de poderes. Si es así, es una deslealtad, pero necesitamos algunas explicaciones más que justifiquen por qué se siguieron produciendo escalas de vuelos con origen o destino en el infierno de Guantánamo sin que saltaran todas las alarmas. Moratinos tiene una papeleta muy difícil. Y en el envite, el gobierno se juega una buena parte del caudal de crédito que acumuló con su firmeza frente a la guerra ilegal de Irak.

Isaías Lafuente.

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