Julia Navarro – Escaño Cero – Una partida de tute


MADRID, 4 (OTR/PRESS)

Me he preguntado qué haría yo si un amigo cayera bajo las balas asesinas de ETA, o incluso si solo fuera un conocido. Y me lo he preguntado porque ayer, como en tantas otras ocasiones en que ETA ha matado, como tantas otras personas, he pasado el día pensando en su familia, sintiendo un pesar sincero ante la tragedia que supone que una banda de fanáticos siegue una vida.

Pero si el asesinato de Igancio Uria en una calle de Azpeitia nos ha provocado a todos los democrátas un sincero dolor y espanto, reconozco que hay otra escena que a mí me ha dejado el alma helada, y es las de su «cuadrilla», sus compañeros de cartas, que como si fuera un día cualquiera, se sentaron a jugar al tute en la cafetería Uranga donde Ignacio Uria, hasta ese momento, había participado todos los días de esas partidas.

Y me he preguntado de qué pasta están hechos quienes como si no pasará nada, se han sentado a jugar al tute. Sí, ya sé que a pesar de los muertos la vida sigue, que no se para, pero al menos uno cree que los allegados, los que han compartido horas y momentos de la vida del fallecido al menos le guardarán un día de luto interrumpiendo sus quehaceres cotidianos, llorándole. Pero no, la «cuadrilla» de Ignacio no hizo nada de eso, al parecer antes de sentarse a jugar hablaron del «suceso», pero luego continuaron a lo suyo, jugando al tute, e invitando a otro a que ocupara la silla de su compañero asesinado. Creo sinceramente que el País Vasco padece una gravísima enfermedad moral, porque solo así se explica la indiferencia de tanta gente hacia los crimenes y torturas de ETA.

No sé si será indiferencia, resignación, miedo, lo que albergaba en el corazón de los supuestos amigos de Ignacio Uria, pero si se que hay que tener mucho cuajo para sentarse a jugar a las cartas cuando te acaban de asesinar a un amigo, a un conocido, a un vecino. Estremece esa capacidad que tienen algunos vascos para no conmoverse ante el dolor, para dar la espalda a las víctimas, para ausmir como normal que haya una banda que asesine en nombre del pueblo vasco,men su nombre,porque quierne construir un país diferente.

Y pienso que mientras haya quienes, como los de la «cuadrilla» de Ignacio Uria, que permanezcan indiferentes ante el asesinato y continuan su partida ignorando la realidad, no habrá solución para el País Vasco. Lo que más me horroriza es la falta absoluta de humanidad. ¡Dios, que enfermos están¡.

Julia Navarro.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Lo más leído