Lorenzo Bernaldo de Quirós – A propósito del salario mínimo


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

El Gobierno socialista ha decidido subir el salario mínimo, esto es, aquel por debajo del cual los trabajadores no pueden ser remunerados. Aunque esta disposición no afecta a la mayoría de la mano de obra sí tiene consecuencias directas e indirectas negativas, sobre todo, en un escenario de recesión económica como el protagonizado por España. De entrada, el salario mínimo afecta a los trabajadores no cualificados y a aquellos sin experiencia profesional.

Por tanto reduce la cantidad de trabajo de este tipo demandado por las empresas. En un contexto, en el cual, la economía española creó mucho empleo de baja cualificación en la etapa expansiva, un incremento del salario mínimo tiene un impacto demoledor sobre ese tipo de colectivos cuando la actividad económica entra en un período recesivo.

El incremento del salario mínimo va a golpear de manera muy potente a los jóvenes y a los inmigrantes. Ambos se encuentran entre los miembros de la población activa con menores cualificaciones y experiencia, por lo que su productividad tiende a ser más baja. Por lo que se refiere a los jóvenes, éstos reciben parte de su remuneración en forma de aprendizaje en el trabajo más que de retribución directa. Por consiguiente, el aumento del salario mínimo reduce la demanda de ese tipo de mano de obra y crece su tasa de paro. En el caso de los inmigrantes sucede algo parecido pero con una cuestión adicional: la tendencia a trabajar en la economía sumergida de este grupo crece.

Aunque el tema está claro para la mayoría de los economistas, los políticos siguen aferrados a la imposición de legislaciones de salario mínimo. Esta es una reminiscencia del pasado. En la inmensa mayoría de las sociedades desarrolladas, la gente percibe ingresos superiores a ese suelo una vez que adquieren las calificaciones profesionales adecuadas. Desde esa perspectiva, el salario mínimo funciona como una barrera de entrada en el mercado laboral y debería ser eliminado. La benéfica intención de evitar la explotación de los trabajadores, sobre todo de los más débiles, por los empresarios ejerce un lamentable efecto «boomerang».

Lorenzo Bernaldo de Quirós.

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