Fernando Jáuregui – La semana política que empieza – La era del cambio de caras


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

En los pasillos del Congreso de los Diputados, donde el sábado se celebraba el trigésimo aniversario de la aprobación de la Constitución, se hablaba poco de la ley fundamental -ni Zapatero ni Rajoy parecieron demasiado interesados en suscitar la polémica sobre su reforma- y mucho, en cambio, de otros dos candentes temas políticos, que tienen que ver bastante con cambios de rostros: el desalojo de los cargos que ocupan en los ayuntamientos los «proetarras» de Acción Nacionalista Vasca era la primera de las cuestiones que discutían políticos, ex políticos y periodistas presentes en la recepción que presidían los reyes. Una posible crisis de Gobierno era el segundo de los asuntos que acaparaban las conversaciones.

De los intentos de echar a los de ANV de sus sillones municipales, para sustituirlos por gentes que acatan el sistema y repudian explícitamente la violencia, se hablará bastante en los próximos días y semanas, aunque no parece fácil llegar a una solución legal razonable hasta después de las elecciones autonómicas vascas, en marzo. Del otro asunto, una remodelación del Ejecutivo central, va a continuar hablándose con profusión, en la medida en la que algunos ministros protagonicen sonoros «patinazos» políticos. Y en el horizonte de la crisis económica (y no solo económica) aguardan abundantes trampas para osos que, sin duda, propiciarán tales «patinazos».

Tranquilos todos… al menos en Navidad.- Pero Zapatero, en sus charlas informales con periodistas en los célebres corrillos ya típicos de estas celebraciones, les dijo este sábado que estuviesen tranquilos, que no habrá acontecimientos… al menos en estas vacaciones navideñas. Naturalmente, las navidades no son buena época para enviar a nadie el simbólico motorista con el sobre del adiós, a pesar de que el dicho popular advierte, con poco cristiana crueldad, ante las perspectivas de que alguien resulte inminentemente cesado, que «ese no se come el turrón en el puesto». Sí, muy probablemente, los ministros, todos los ministros y ministras, comerán el turrón ocupando sus actuales despachos. Y hasta -con la excepción del de Industria, que quiere así escenificar sus ansias de austeridad- es posible que inviten a sus funcionarios y periodistas a compartir la típica copa de estas fiestas. Pero eso no significa que no haya una crisis larvada en el seno del gabinete, y que los boquetes bajo el casco no estén dejando entrar el agua a borbotones.

Personalmente, y advirtiendo que, naturalmente, sólo al presidente Zapatero le compete la fecha y el contenido de una remodelación ministerial, y que a ZP le encanta mostrar su poder dándonos sorpresas en este campo, me encuentro entre los que piensan que la crisis no puede demorarse demasiado. La marcha del Gobierno, especialmente en el área económica, es bastante errática. Las agendas de algunos ministros están vacías, aunque alguna ministra avise a última hora, cuando se han repartido ya cientos de invitaciones, que sus muchas ocupaciones le impiden asistir esta semana a uno de esos desayunos informativos que tan populares se han hecho en los últimos años, obligando a sus organizadores a aplazarlo.

La «era Obama», aquí en casa.- Pienso que la «era Obama» y la sustitución de rostros de poder en los Estados Unidos son factores que ayudarán a que se aceleren también relevos en otros muchos sitios y países, porque cunde en el mundo la sensación de que hemos entrado en una etapa que exige cambio a fondo y cambios en abundancia. En el aquí y ahora, en casa, quizá las mismas personas que, al frente de algunas grandes empresas, de importantes instituciones, de los principales partidos o de ciertos ministerios, podían cumplir un papel hace un año, ahora ya no sean las más idóneas en la coyuntura de crisis que vivimos. En este sentido, me parece que 2009 será el año de las caras nuevas en los viejos sitios.

No andaban muy desencaminados en los pasillos de la Cámara Baja los ex políticos -que en la celebración constitucional de este año eran más que los políticos en activo- y los ex altos cargos -también más que los altos cargos actuales- que discutían con los periodistas -menos este año que nunca- sobre imaginadas e hipotéticas «listas» de futuros nuevos ministros, o de eventuales sustitutos al frente de la oposición. Para no citar las quinielas que afectan, por ejemplo, a la Casa del Rey, a los servicios de inteligencia o a las cabezas de algunos importantes medios de comunicación y de algunas de las mayores empresas y entidades bancarias. Nadie se salva de los rumoreados bailes de nombres. Y habrá baile, vaya si lo habrá.

El rumor no es noticia… excepto cuando la noticia es la existencia misma de rumores. Quiero decir que el rumor surge a veces, espontáneo, ante la constatación de carencias, disfunciones o aspectos mejorables. Y, como arriba se dice, los rumores que hablaban de nombres que se irán y de otros que llegarán, más o menos fundados en realidades y en indicios, proliferaban en los corrillos de esta fiesta de la Constitución, evidenciando el agotamiento de algunos modelos y la necesidad de renovarlos. Tengo para mí que el año 2009 va a ser difícil para todos, como nos pronostican los augures que saben de qué hablan. Pero va a ser especialmente complicado para algunos empeñados en mantenerse en puestos en los que, sin embargo, no se van a eternizar.

Fernando Jáuregui.

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