Fernando Jáuregui – Surrealismo en versión 2009


MADRID, 10 (OTR/PRESS)

Los Presupuestos para 2009 constituyen, sin duda, una de las muestras más acabadas de ese surrealismo político que a veces nos gusta practicar a los españoles. Hasta el vicepresidente del Gobierno admite que las cuentas del Estado para el año que entra están «desactualizadas». Lo cual no obsta, al parecer, para que sean aprobadas, con todas las bendiciones -casi todas, porque sufrieron un revolcón en el Senado, gracias un pacto no menos surrealista entre Esquerra Republicana y el PP-, por el Congreso y lleguen al «Boletín Oficial del Estado».

Lógico (hasta cierto punto) que el conservador PP y los izquierdistas republicanos independentistas catalanes estén de acuerdo en que los PGE»09 no nos sirven; ni a los unos, ni a los otros. Impecable el razonamiento de Rajoy en la última sesión de control parlamentario, poniendo de relieve que los Presupuestos prevén que, durante todo el año próximo, se destruirán 99.000 puestos de trabajo y se crearán, gracias a las medidas anunciadas por Zapatero, trescientos mil; es decir, que, en teoría, se crearán doscientos mil empleos netos. Lo cual se compadece mal con esa aterradora cifra que venimos sufriendo de ciento veinte o ciento treinta mil parados más cada mes. Y ese es solamente un detalle de cómo un cuadran las grandes cifras del Estado. Claramente, pues, esos Presupuestos no pueden lidiarse y deberían haber sido devueltos al corral.

Lo que no fue tan impecable fue la respuesta de Zapatero a su interlocutor: ustedes, señores del PP, carecen de plan, de articulación, y sólo quieren fastidiar al Gobierno. Y, cuando Rajoy le pidió que diga la verdad sobre la situación, sin emplear unas cuentas públicas desfasadas, para así generar confianza en los ciudadanos, el presidente del Gobierno salió diciendo a Rajoy que más le valdría a él generar confianza entre sus propios militantes, aludiendo a los rifirrafes internos en el PP. De las cuentas fundamentales que teóricamente deberían regir al Estado durante los próximos doce meses, ni palabra. La inquietud de Rajoy, que esta vez era, pienso, la de todos nosotros, se quedó sin respuesta.

¿Será esta la tónica política del amenazante 2009 que nos viene? No está el horno para esos bollos de chapucera dialéctica parlamentaria, ni el escaparate para maquillajes y guardarropía. El año será económicamente preocupante, políticamente movido -habrá tres procesos electorales, probablemente una crisis de gobierno y quién sabe qué más y socialmente, es de temer, convulso. Nunca más que ahora se hizo necesario un entendimiento entre un Gobierno en apuros -como sus colegas europeos- y una oposición que también tiene sus grietas intestinas, pero que ha sido capaz de superar aquel «no a todo» que caracterizó la pasada Legislatura, especialmente en lo que se refiere a la lucha contra el terrorismo.

Y, por cierto, nunca menos que ahora ha sido necesario ese surrealismo político del que hablábamos al comienzo de este comentario. Pero ya se ve que el realismo, ni siquiera el realismo mágico, gusta poco en estas tierras nuestras, donde lo valleinclanesco tiene su asiento preferente. País.

Fernando Jáuregui.

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