Rafael Torres – El nacionalismo es suyo


MADRID, 12 (OTR/PRESS)

La última perla de Fraga, eso de que para ponderar a los nacionalistas habría que colgarlos de algún sitio, podría atribuirse a que el hombre está mayor, y que en ese duermevela en el que a menudo parece instalado no se sabe bien si habla su consciente o su inconsciente. Pero aun atribuyendo a eso sus palabras, el susto y la consternación que suscitan quedan intactos, sobre todo si se considera que Manuel Fraga siempre estuvo algo mayor y que el consciente y el subconsciente que afloran de las enormidades que dice son en todo caso, como la calle, suyos. Sin embargo, la segunda parte de su llamémosle razonamiento estaba, bien que a su pesar probablemente, cargada de sentido: «Los nacionalismos, por definición, son lo contrario de la defensa de España». En efecto; el nacionalismo de los nacionalistas o «nacionales» en el que el político villalbés militó durante toda su vida, portando su uniforme faccioso, integrando su cúpula dirigente y desempeñando cargos importantísimos (ministro de Información y de Gobernación, embajador…), no sólo fue lo contrario de la defensa de España (disculpe el lector por ceñirme a la deficiente construcción sintáctica del personaje), sino que la arruinó, así como las vidas de la mayoría de sus habitantes.

Alguien dijo de Fraga que era un señor al que le cabía todo el Estado en la cabeza, y es cierto, pero se ve que los nacionalismos que no son el suyo no terminaron de encajársele. En el interior de su cabeza parece producirse, como si dijéramos, un combate brutal, despiadado, a muerte, entre su nacionalismo victorioso y erradicador, y esos otros que, según parece, no acabaron de erradicarse. Así, del tormento interior producto de esa lid hablan a la misma oportunidad, por desahogarse, su conciente y su inconsciente, los dos a la vez.

Rafael Torres.

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