MADRID, (ABC)
Los avatares del petróleo siempre aparecen en las páginas de economía de los periódicos y me parece un error. Tendrían que salir en esta sección, porque buena parte de los embrollos que sacuden el escenario mundial están directamente relacionados con el precio del crudo.
¿Creen ustedes que Chávez se hubiera puesto tan farruco estos años si el barril de Brent se hubiera mantenido en los 11 dólares que costaba en enero de 1999 cuando asumió la presidencia de Venezuela?
Lo que ha permitido al Gorila Rojo alentar a narcoterroristas colombianos, financiar al ecuatoriano Correa, dar alas al boliviano Morales, mandar maletines a la argentina Kirchner, acogotar a la oposición y jugar a gamberro internacional es la lluvia de dinero que le ha reportado el barril a 50, 70 e incluso 130 dólares.
La soberbia agresividad de los ayatolás iraníes sería risible si no supiéramos que cuentan con recursos para hacer efectivas sus bravatas.
Y ahora, en el peor momento, cuando se tambalean los cimientos del sistema, se hunden las bolsas, se deshilacha el tejido industrial y descubrimos aterrados que instituciones financieras respetadas tenían los pies en la arena y tipos corruptos en la cima, van los mafiosillos de la OPEP y recortan la producción para mantener alto el precio.
Antes de que cualquier listillo me venga con que Venezuela, Arabia Saudí, Irán, Kuwait, Nigeria y los otros tienen derecho a defender sus materias primas voy a subrayar que, por mucho que te guste la miel, no es aconsejable liarse a patadas con la colmena.
Los 13 países de la OPEP —organización en la que no está Rusia— tienen 530 millones de habitantes, menos del 10% de la población mundial. No es de recibo que tan pocos nos lleven por el ronzal, como si fuéramos burros de carga, a tantos.
La Edad de Piedra no concluyó porque se agotaran los pedruscos en el planeta, sino porque sus habitantes aprendieron a utilizar materiales alternativos. Lo mismo hay que hacer con el petróleo y mientras llega ese día, para que no se nos suban a la chepa Chávez y sus mariachis, a consumir menos.
