José Cavero – Rajoy acusa de bajarse los pantalones


MADRID, 18 (OTR/PRESS)

En vísperas de que se volviera a votar el proyecto de presupuestos en el Congreso, Rajoy utilizaba la sesión de control al Gobierno para calificar de «bajada de pantalones» la cesión del gobierno al PNV para transferir los gastos de I+D+i a la Comunidad autónoma vasca, y acaso también las cesiones realizada al BNG, el otro grupo que decidió ceder, o vender, su voto al Gobierno… No deja de ser llamativo que la frase de Rajoy haya tenido tanto eco y repercusión mediática. Pero así ha vuelto a ser, como cada vez que se emplean términos parecidos: Rajoy dejó perplejo al personal en otra ocasión en la que se describía como «hombre que se viste por los pies», y todavía hace unas horas volvían a resonar sus palabras, cuando decía, ante Esperanza Aguirre, que sabe bien lo que está haciendo, y que es consciente de que la política de oposición que realiza le conducirá, un día, a buen puerto. A la Moncloa, vamos…

Pero, ahora, con la descripción de que el presidente y su Gobierno se han bajado los pantalones para aprobar los presupuestos del Estado, Rajoy ha empleado un símil peligroso, porque, conforme le replicó Zapatero, los gobierno de su propio partido, el PP, se habrían bajado los pantalones, con anterioridad, con los convergentes catalanes, el PNV, Coalición Canaria… ¿Qué partido que no haya dispuesto de mayoría absoluta no se ha visto en la necesidad de recurrir a partidos nacionalistas para «arañar» los últimos votos? Hubo un tiempo, cabe recordar, en el que el entendimiento de Aznar y Pujol fue formidable. Luego no fue necesario, porque el grupo del PP logró la comodidad de la mayoría absoluta y de no tener que depender de nadie «externo», y a quien debe pagarse esa «aduana».

Por lo demás, estos presupuestos tienen otras características reseñables: primero, que se han elaborado en medio de los sucesivos «paquetes de medidas» para afrontar la crisis. Con toda certeza, esos paquetes de medidas hubieran podido tener reflejo en los grandes números del Estado, pero el Gobierno y Solbes prefirieron que fueran dos cuestiones distintas y paralelas, una estrategia que enfadó visiblemente al PP, que desde hace meses ha venido reclamando que esos presupuestos fueran retirados y modificados. En realidad, cabe recordar que el PP ya se opuso a los presupuestos generales del Estado de 2009 antes incluso de que se empezara a tener conocimiento de alguna de sus cifras. Era una oposición a ultranza, mantenida hasta el final.

La otra característica de estos problemáticos presupuestos la ha planteado la rama catalana de los propios socialistas, y más concretamente, Montilla y su consejero Castells, decididos a conseguir que la financiación autonómica -la autonomía catalana, las demás les importa un bledo- tuviera su propio renglón modificado al alza por la revisión a la que se comprometió el Gobierno cuando debatió la reforma estatutaria. El Estatut sigue en el debate del tribunal Constitucional pero los políticos catalanes, los del PSC, CiU, ERC, IC, vienen reclamando que el Estatut tenga ese anticipo de unas cuentas más favorables en la relación Estado-Comunidad.

A ser posible, mucho más favorable. Tanto que, con bastante probabilidad, cualquier propuesta de las que están terminando de estudiar Solbes, Vegara y Ocaña, cualquiera resultará insatisfactoria por insuficiente. Y que sólo el enfado de las restantes CCAA podría aplacar algo esa voracidad de la clase política catalana por equilibrar sus cuentas a base de recortar la solidaridad con el resto de la Nación española.

Entre esos fuegos -la crisis, el PSC- se ha elaborado un presupuesto complicado, que finalmente llega al Boletín Oficial del Estado, para desesperación de los opositores de dentro y de fuera…

José Cavero.

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