Victoria Lafora – Silencios de Estado


MADRID, 20 (OTR/PRESS)

Las declaraciones del Presidente Zapatero sobre el barrido de los ordenadores del Palacio de la Moncloa, que tanto han sorprendido a tirios y troyanos, no son en absoluto novedosas. Ya se habló, al poco de su llegada al poder, de ese vaciado informático con que se encontraron los nuevos inquilinos. Y esto, siendo grave, no lo es menos que el hecho de que semejante tropelía -con todos los visos de ser un delito- se dejase pasar sin más; sin una denuncia real ni una investigación seria. Silencio. Así son las cosas. Es como si quedara sobreentendido un «hoy por ti y mañana por mí» con el que despachar asuntos más o menos turbios, u ocultas razones de Estado. Gustavo de Arítegui, portavoz adjunto del PP en el Comité de Exteriores del Congreso de los Diputados, fue muy elocuente en su intervención ante la comparecencia de Moratinos para hablar sobre los vuelos de la CIA, al solicitar del Ministro «sentido de Estado»: o sea, «mejor no menealla». Y, sin duda, ante la evidente… ¿pasividad, ambigüedad, falsedad?… del canciller, el portavoz del PP consiguió su propósito: más silencio. A tenor del último documento secreto que conocemos está claro que Arístegui sabia de lo que estaba hablando. Cosas «veredes»; o sea que en el 2005, siendo ministro Bono (qué casualidad), se dio una autorización muy parecida a la que previamente diera el PP.

Lo que nos lleva a otro ejemplo de esa laxa praxis política; el que nos dio Zapatero, en sus ya referidas declaraciones a Iñaki Gabilondo, al afirmar con contundencia que no sabía nada de los famosos y recién aparecidos documentos sobre los citados vuelos, pero añadiendo a continuación que con el tiempo intuyó que algo había. ¿Y eso es todo? ¿Intuyó que algo había y lo dejó correr? ¿Ni la más mínima investigación, ni la menor denuncia, ni tan siquiera un leve reproche? El documento de marras nos ilustra sobre la «intuición» de nuestro Presidente. Y sigue el silencio.

Así las cosas, no es de extrañar que el líder de la oposición, Mariano Rajoy, refiriéndose a las declaraciones de Zapatero sobre el «barrido informático», haya retado al Gobierno a acudir a los tribunales si cree que hicieron algo mal. Sabe perfectamente que todo va a acabar en agua de borrajas y puede permitirse el reto y la chulería. Si el Gobierno no hizo nada entonces, entre otras cosas porque no era cuestión de echar más leña al fuego de las relaciones Bush-Zapatero, menos va a hacer ahora, después de lo visto, y cuando se espera un idilio con el nuevo Presidente de los EEUU.

Por lo tanto, si el juez Ismael Moreno no consigue poner orden y luz sobre todo este espeso asunto del los documentos y los aviones y las razones de Estado, solo podremos esperar, de unos y de otros, más de esa ceremonia de confusión a la que nos tienen acostumbrados; o sea, tristemente, más silencio.

Victoria Lafora.

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