Agustín Jiménez – Bélgica, penita, pena


MADRID, 23 (OTR/PRESS)

Consuélense los patriotas españoles. El campeón de la disputadísima Fórmula 1 política es definitivamente un extranjero. A la cuarta, Yves Leterme, «premier ministre» (o «premier sinistre») de su país ha conseguido dimitir tras una carrera gloriosa. Este era el coeficiente mental que iba a arreglar el desaguisado belga con su enorme preparación intelectual (pensaba, por ejemplo, que el himno nacional era «La Marsellesa») y que, desde que llegó a jefe, no ha cesado de dispararse en los pies. Demócrata cristiano e independentista, como otros que les sonarán en España. No le ha tocado el Gordo, que, como todo, ha correspondido a Cataluña en proporción mayor de la calculada, y, si se ha ido, ha sido por una enorme tontería. ¿Imaginan que un primer ministro español, de cualquier signo, dimitiría porque el Tribunal Supremo lo acusa de ejercer presiones políticas sobre los jueces? ¿Imaginan a un Tribunal Supremo español acusando al Ejecutivo de cualquier cosa? Bélgica es muy rara.

Otro demócrata cristiano en boga estos días por una película de éxito es il signore Andreotti, que aun colea en Italia tras una vida de abnegación. Los italianos hacen muy buen cine y muy mala política. Andreotti hizo una política de cine, como ahora se ve, en un país de genios rodeado por el Vaticano, la mafia y el Berlusconi de turno. La mafia dicen que se está forrando a dar créditos cumpliendo la función de la que han renunciado los bancos tradicionales. A Andreotti nadie lo ha pillado en un renuncio. Otro estilo de Fórmula 1.

Sigue en la competición el jefe de Francia. En el Hexágono están entre orgullosos y acojonados. Acabada la presidencia europea, Sarkozy igual se mete con los franceses. Va a ser una temporada de poco dormir. La presidencia continental se la traspasa a Klaus, el presidente checo, un señor que afirma que la Unión Europea le recuerda la Unión Soviética. El fascinante mundo de la Fórmula 1 sigue prometiendo. En Estados Unidos han desaparecido provisionalmente los neocom pero en Europa no. Klaus es, por ejemplo, uno de los asesores del primo de Rajoy en la cuestión climática.

Con Sarkozy de vuelta a casa y Obama en la lenta antesala, los nombres mejor situados en el hit-parade son, una semana más, los de los estafadores que nos han llevado a esta Navidad sin aguinaldos. En ausencia de estado y de gente institucional decente, la calle se agita. Especialmente en Grecia, donde la muchedumbre tiene una capacidad de marcha ilimitada. Dentro de un mes, Obama lo habrá arreglado todo. Mientras tanto, de las ruinas de Leterme, Madoff, Klaus o Molotov, aun puede surgir un caudillo. La Noche Buena se viene, la Noche Buena se va. Tururú y etcetera.

Agustín Jiménez.

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