Rosa Villacastin – El abanico – Las tristes navidades de los Thyssen


MADRID, 25 (OTR/PRESS)

Dicen que un amigo le preguntó hace unos días a Borja Thyssen: ¿las Navidades bien, o en familia?, a lo que el hijo de Tita contestó con un gesto de tristeza: «Las Navidades bien, gracias». La escena bien podría ser obra de un avispado paparazzi, o haber tenido lugar después de las duras acusaciones que se cruzaron madre e hijo a través de la pequeña pantalla -en «DEC», el programa que presenta los viernes Jaime Cantizano en Antena 3 televisión-, y en las que pusieron de manifiesto la crispación existente en una familia que todos creímos muy bien enrollados.

Una relación que saltó por los aires el día que Borja anuncio el embarazo de Blanca Cuesta, y su posterior boda, a la que como todos recordaran no acudió la madre del chico porque según dijo, no estaba de acuerdo con un enlace que seguramente puso punto final a sus ilusiones de casar a su hijo con una princesita de carne y hueso, y no con una modelo a la que tacha de manipuladora, ambiciosa, y de haberle robado al hijo que parió.

Fuimos muchos los que pensamos que el nacimiento de Sacha, su primer nieto, apaciguaría las turbulentas aguas familiares de los Thyssen, pero no. Contra todo pronóstico Tita sólo hace caso de quiénes le regalan los oídos diciéndole que existe la remota posibilidad de que Sacha no sea hijo de Borja. Un rumor que fuentes interesadas se encargaron de hacer llegar a las redacciones de algunos programas de televisión para ver si de esa manera Borja dejaba a Blanca, con niño y sin fortuna alguna.

Unos deseos que no salieron como ella había planificado pues Borja no solo no está dispuesto a dejar a Blanca sino que va a luchar por ella y por su hijo para que resplandezca la verdad, su verdad. Una postura que no esperaba la señora baronesa, acostumbrada a hacer siempre su santa voluntad.

Dicen que cuando Tita le pidió a su hijo que se hiciera las pruebas de paternidad para comprobar si es cierto que Sacha es o no nieto suyo, quizá esperaba un no rotundo, lo que le hubiera avivado sus sospechas, pero contra pronóstico Borja aceptó el reto, y eso es más de lo que ella podía esperar, amen de haberla puesto en ridículo ante medía España que no comprende la cerrazón de una mujer que tan inteligentemente ha actuado en muchos momentos de su vida y que se había ganado el respeto de quiénes le dieron la espalda tiempos atrás.

Hablar por televisión como si fuera Maria José Campanario, e insistir en sus dudas sobre la paternidad del nieto, no demuestra más que o Tita está muy mal aconsejada, o verdaderamente ha perdido los papeles.

ROSA VILLACASTIN

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