MADRID, 27 (OTR/PRESS)
Los frentes abiertos de ZP.- Más tiempo que a hablar de la crisis económica, casi tanto tiempo como el empleado para referirse a la financiación de las autonomías -sobre lo que nada concreto dijo, sin embargo, excepto que «es probable» que nos entregue un papel esta semana que comienza-, lo dedicó Zapatero en su ya tradicional rueda de prensa de fin de año a lanzar su artillería contra los jueces. O acaso contra algunos jueces, los miembros del Consejo del Poder Judicial que decidieron mantener la ridícula multa al juez Tirado, quien, en el fondo, hizo posible, con su dejadez, el triste «caso Mari Luz Cortés». Claro que la irritación de ZP no se debe solamente a este caso aislado, sin duda una muestra más del corporativismo que impera en la magistratura: el presidente está muy enfadado con unos jueces empeñados en mantenerse como un poder independiente, porque ellos dicen creer en Montesquieu. Otra cosa es el ejemplo que Sus Señorías estén dando a la ciudadanía con algunos comportamientos levantiscos e intolerantes -lea, lea usted, si puede, la Intranet judicial-, amenazando con una huelga que el propio Consejo del Poder Judicial considera potencialmente ilegal.
Menudo lío el que están armando los jueces, que, en el fondo, combaten los planes reformistas que sobre la carrera judicial alberga el Ministerio de Mariano Fernández Bermejo, que se ha convertido en la bestia negra a abatir. Los dos o tres primeros meses de 2009 van a ser de aúpa en este terreno, ya lo verán. Y es que ZP es especialista en encontronazos con los poderes: el judicial, la jerarquía eclesiástica (aunque Rouco insista en que su «misa dominical» de esta jornada de los Santos Inocentes no tiene nada de política), algunos estamentos corporativos… Casi todos, menos los bancarios, con los que dijo que se reunirá nuevamente este mes de enero.
Pero, en el fondo, optimismo.- Los enfados de Zapatero se extienden igualmente a ciertos medios del cuarto poder, en concreto alguno antes bendecido por las mieles emanadas de Moncloa. ZP no puede tolerar que ese medio, dijo, mienta, insistiendo en que su gobierno aprobó el aterrizaje de un avión norteamericano que llevaba presos de Guantánamo, lo que ZP niega muy categóricamente. Hasta llevaba preparados unos papeles, que leyó, para rebatir al periodista radiofónico que le preguntó por el asunto. En La Moncloa se sienten desamparados, rodeados por medios hostiles, dicen. Pero no hay que hacer mucho caso: quienes gobiernan siempre dicen que los periódicos, las radios y las televisiones están contra ellos. Pura rutina y puro desconocimiento de lo que es el papel de ese cuarto poder que ya se sabe que no es, en el fondo, tan poderoso.
Yo diría que, pese a todo, el presidente está optimista. Asistí a su rueda de prensa en Moncloa y comprobé que, aunque con bolsas inéditas bajo los ojos y prodigando mucho menos su sonrisa de encantador de serpientes, el presidente parece estar en bastante buena forma. Impávido ante el temporal. No le importa cambiar los plazos que él vaticina para el comienzo de la recuperación económica -antes, marzo, ahora en el segundo semestre de 2009–, ni negar con toda flema que haya contradicciones patentes entre los ministros. Ni asegurar tranquilamente que va a conseguir la cuadratura del círculo -el «sudoku» de la financiación de las autonomías-. Ni, incluso, responder a una informadora que le pregunta si mantiene su promesa de llegar al «pleno empleo» este año, matizando que eso no es una promesa, sino una «declaración de intenciones», y que «hará lo que pueda» para lograrlo; lo malo es que ahora llegarán los datos del paro registrado en el último mes y volveremos a echarnos las manos a la cabeza.
Y, sin embargo, ya digo: optimismo y mucha, mucha seguridad, al menos aparente, en sí mismo.
Rajoy, en su Galicia.- En el fondo, los papeles siguen siendo los mismos, aunque con menos aristas: Zapatero es el optimista inveterado, Rajoy el aguafiestas que viene con la dura realidad a cuestas. El presidente del PP respondió, desde Galicia, a la rueda de prensa del jefe del Gobierno central acusando a ZP de «timar» a los españoles con sus planes de recuperación económica y con sus «distintas» promesas de financiación. Yo diría que las autonomías se van a llevar un dineral, especialmente para educación y sanidad, que son los elementos del estado de bienestar que interesan más a los ciudadanos. Cómo se paguen luego las deudas será otra cosa, tarea para la siguiente generación. De momento, los periódicos colocan en página par, interior, la rueda de Rajoy y, en cambio, dedican las portadas a Zapatero.
Y es que el líder de la oposición, que es persona seria, honesta y sensata, pero con mínimo carisma, no recibe más que malas noticias: las peleas entre Esperanza Aguirre y Gallardón en Madrid le tienen, asegura en privado, «más que harto» (su conflicto con la «lideresa» madrileña es ya irreversible); las contradicciones entre algunos «barones» territoriales empiezan a resultar evidentes, no es seguro un buen resultado ni en las elecciones gallegas -pese a que ahora se pasa el día en Galicia, y no precisamente de vacaciones_, ni en las vascas, y ni siquiera ha podido anunciar el nombre del candidato del PP a las elecciones europeas, que normalmente deben ganar los «populares», aunque quién sabe, a este paso.
Quitando aciertos puntuales de imagen, como ese vídeo en el que los dirigentes del PP, transformados desde la niñez, nos felicitan las navidades, tengo la impresión de que en el principal partido de la oposición se cometen demasiados errores. Sin duda, Rajoy tendría que haber estado este viernes en Madrid para, desde la sede central en la calle Génova, haber lanzado la contraofensiva de fin de año frente a lo dicho (y a lo no dicho) por Zapatero. Yo creo que a este hombre lo aconsejan mal, o que quizá no se deje aconsejar bien. Y, no obstante, es, hoy por hoy, el único relevo posible en el sillón de La Moncloa, salvo que los acontecimientos de 2009 digan lo contrario.
Fernando Jáuregui.
