Agustín Jiménez – Soldado rezando


MADRID, 6 (OTR/PRESS)

Los Reyes Magos han ametrallado de caramelos a los ninos españoles. El Ejército israeli ha preferido despanzurrar a los niños palestinos. Son dos maneras diversas de celebrar la Navidad, pero ambas encaminadas a la paz. Uno de los heroicos soldados de Israel se fotografió hace unos días rezando ante el tanque en que se preparaba para su obra de beneficencia, los hombros cubiertos con la toquilla que usan los rezadores de su cofradía. La foto del orante es la más obscena de la colección invierno. El soldado tenía derecho a sentir miedo y a odiar -lo verdaderamente monstruoso es matar sin odio- pero Dios no puede ser tan bruto como para tramitar las ofrendas de los capellanes castrenses ni dar curso a la oración de un tanquista.

Ante los cielos -pensaria el soldado- un asesinato puede ser justo si es proporcional. «Proporcional» es la palabra de moda. Según se decline, un mismo acto se llama «ejecución», «asesinato», «matanza», «terrorismo» o «genocidio». De acuerdo con el principio de proporcionalidad, puede ser conveniente bombardear un hospital, un campo de refugiados o una cuna. Si es necesario, los ataudes blancos se fabricarán con pólvora blanca. Los ejércitos niegan su utilización. Quien sabe matar, sabe mentir.

Pequeño ejercicio de aritmética. Si un ejército decide dar un escarmiento «proporcional» a una familia de ocho niños ¿a cuantos de ellos debe matar? ¿A dos? ¿A tres? ¿A siete? Mucho más sensato es el texto de la oración guerrera que compuso Mark Twain y que bien pudo utilizar el soldado de la foto que traían los periódicos. Mark Twain no sólo ideó a Tom Sawyer o a Huckleberry Finn. También fumó mucho en pipa y se burló de los rezadores (eso sí, escondiendo los textos a su madre). «Señor, Dios nuestro, ayúdanos a convertir en jirones sangrientos a sus soldados… a cubrir sus sonrientes campos con las pálidas formas de sus patriotas muertos… a ahogar el retumbar de los fusiles con los gritos de sus heridos, retorciéndose de dolor… a devastar sus humildes hogares con un huracán de fuego… a dejarlos sin techo con niños pequenos errando con harapos, hambre y sed por su tierra desolada… etcétera. Amen».

Dios no puede ser tan bruto como acoger bien esa oracion e incluso a algunos líderes políticos les parece mal. Por supuesto, Bush, otro que reza antes de matar, y que consiguientemente ha rezado muchísimo, apoya la situacion. Y también Gordon Brown porque, por alguna razon, Inglaterra siempre está dispuesta a apuntarse a una nueva guerra. Los demás jerarcas discuten lo de la proporcionalidad, cada uno por su lado, sin dejar de dar besitos a la ministra Livni, con Sarkozy de freelance ansioso y el presidente checo de representante del equilibrio europeo.

Quien sí podría desempenar un papel decisivo en la pacificación es Zapatero. Bastaría con ofrecer los servicios de Iberia y Aena para gestionar el transporte de tropas israelíes. Al soldado orante no le llegaría ningún refuerzo y Mark Twain haría otra vez el ridículo.

Agustín Jiménez

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